martes, 17 de septiembre de 2024

Fotógrafos de Torrelavega. Ángel y Horacio Bustamante Hurtado

                                                                     
                                                    
Ángel y Horacio Bustamante Hurtado en los años 1946

                                                                                       

ANTECEDENTES FAMILIARES

Familia Bustamante Hurtado. Elías, Florencia y sus cuatro hijos. De derecha a izquierda Elena, 
Ángel y Tomás. En brazos de su madre Horacio

  

Ángel y Horacio Bustamante Hurtado, fotógrafos de profesión, fueron hijos, el segundo y el pequeño de cuatro hermanos, del matrimonio formado por Elías Bustamante y Florencia Hurtado[1]. Su padre, Elías Bustamante Herrero (1879-1927), había nacido[2] en el pueblo de Bárcena de Pie de Concha el 21 de mayo de 1879; y su madre, Florencia Hurtado Montes (1888-1954), lo había hecho en el mismo lugar, nueve años después, el día el 11 de mayo de 1888.

Elías Bustamante Herrero era maquinista naval. Se enroló en varios barcos que navegaban por otros mares. Hasta que con 34 años conoció a la mujer de su vida, Florencia Hurtado. Tres años después se casan en Valencia en donde su barco estaba atracado, era su último viaje por mar y comienza una nueva familia, los Bustamante Hurtado.

Elías Bustamante Herrero en 1914 en Buenos Aires

Elías Bustamante nos lo deja escrito de su puño y letra un resumen de su historia familiar que titila: “Amores contraídos con la señorita Florencia Hurtado[3]. La conocí el 24 de junio de 1913 en el pueblo de Bárcena de Pie de Concha. La ofrecí mi amor el día 29 del mismo mes y año. Continuando nuestras relaciones hasta el 28 de febrero del año 1916 fecha en que salió nuestra primera proclama[4] en la Ciudad de Valencia en la iglesia del Santísimo Cristo de la Cruz Cubierta”.

Florencia Hurtado Montes

 

            El Cairo era una joyería de Hipólito Caamaño y Gómez que estaba situada en la Bajada de San Francisco en Valencia. Allí compró Elías a su prometida Florencia el anillo de boda. La ceremonia se celebró en un año bisiesto, el día 29 de febrero de 1916. Era lunes y las 7 de la mañana. “Ese mismo día, nos comenta Elías, marchamos para Bárcena de Pie de Concha y llegamos el 2 de marzo”. Allí vivían sus padres. Dos meses después, el 9 de mayo “ingresé en la fábrica de Solvay y Cía. situada en el término de Barreda y Polanco”.

Elías Bustamante Herrero en Argentina

 

Ese mismo año, en diciembre, nació la hija mayor Elena (n.1916); después vendrá el primer fotógrafo, Ángel (n.1918); el siguiente nacerá mi padre, Tomás (n.1920) y, por último, vendrá al mundo el hijo pequeño, el fotógrafo Horacio (n.1922). Los que más adelante serán fotógrafos, Ángel Bustamante Hurtado nació[5] en la casa de sus padres en el barrio obrero de Barreda, a las seis de la mañana del día 5 de agosto de 1918, siendo sus padrinos Fidel Hurtado, del que hablaremos más adelante, y Adela Hernández. El segundo fotógrafo será el cuarto y último hijo, Horacio Bustamante Hurtado que nació a las 10 de la noche del día 2 de julio de 1922, siendo sus padrinos Antonio Cantero y Dolores Fernández Bustamante.

Libro de la familia donde Elías de su puño y letra nos relata el nacimiento de sus cuatro hijos 

            Elías nos recuerda donde nacieron: “Todos nuestros hijos son nacidos en Barreda y Polanco. Civilmente en Polanco y eclesiásticamente en Barreda”. Vivian Elías y Florencia en un piso que les había proporcionado la empresa Solvay en el barrio obrero de Barreda cerca de la Farmacia de Polanco de Francisco Carrera Pardo[6], abuelo de mi mujer Pilar Pérez Carrera. Allí nacieron los cuatro hijos. Pasaron su niñez, correteando por el barrio obrero y acudiendo a la escuela, a las Escuelas de Solvay que fueron inauguradas en 1914.

            Un hecho grave da un giro de ciento ochenta grados en la vida de nuestra familia, los Bustamante Hurtado. Escrito con tinta y plumín, aparece en el libro familiar, otra caligrafía. Es la de Florencia Hurtado porque su marido había fallecido. Nos cuenta nuestra abuela: “Elías Bustamante Herrero falleció el 3 de noviembre, a las nueve y media de la mañana, a los 48 años de edad en Barreda, el 3 de 11 de 1927. Sus hijos, Elena, Ángel, Tomás, Horacio Bustamante y su esposa Florencia Hurtado”. Cuando fallece Elías, con tan solo 48 años, su hija mayor Elena, tenía solo 11 años, Ángel 9, Tomás 7 años y el pequeño Horacio 5 años.

            Muerto su marido, Florencia asume el gobierno de su casa y la crianza de sus cuatro hijos. Dejan la casa en que vivía, mientras que su marido trabajó en Solvay, y se viene con sus cuatro hijos a vivir a Torrelavega. Durante unos años y gracias a la familia Ruiz de Villa van a vivir a una parte muy pequeña de La Casa de los Escudos con acceso lateral a la huerta de la casa de los Ruiz de Villa, antes de los Quijanos. Esta relación les servirá para más adelante, cuando busquen un local para instalarse como fotógrafos.

Elías Bustamante y Florencia Hurtado

 

Después de estos primeros años, se van a vivir al primer piso de la casa colindante con la Casa de los Escudos, al número cinco de la calle de los Mártires. Allí tuvieron de vecinos a Benigno González y Cándida Maray (los de la Pista Río) y también a la familia Arconada que eran fruteros.

Segunda y tercera casa donde vivieron los Bustamante Hurtado


En esta casa del número 5 de la calle de Los Mártires estuvo Florencia y sus cuatro hijos hasta 1954. El primero que abandona el nido familiar fue Tomás para casarse con Carmen Gómez Blázquez, el 7 de abril de 1947, e irse a vivir a la calle de la Viña donde nace sus dos hijos Socorro y Tomás[7]. Dos años después se casa Horacio con Angelines Amenabar San Emeterio, el 23 de mayo de 1949 en la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción. La novia era natural de Torrelavega e hija de Jesús Amenábar Dosal e Inés San Emeterio Sánchez con domicilio en el número 4 de la calle Argumosa de esta ciudad. El nuevo matrimonio se viene a vivir a la casa de Los Mártires donde nace al año siguiente, su hijo el fotógrafo Gelo Bustamante. Ángel permaneció soltero. Cuatro años después se trasladan a vivir al número dos de la calle de Pablo Garnica esquina a la de Los Mártires donde permanecerán todos juntos hasta mediados los años sesenta del siglo XX.

            Por entonces, no había ni pensiones ni subsidios y había que seguir llevando dinero a casa para sobrevivir. Florencia entra a trabajar en la Lechera Montañesa, su hija mayor Elena se queda al mando las labores del hogar; Ángel entra de aprendiz a la Farmacia de Quintana que, por entonces, muerto el farmacéutico titular Emilio Quintana Solorzano (1853-1923) la regenta su hija Asunción Quintana Solorzano bajo el nombre de Farmacia “Hija de Quintana”. Estaba ubicada esta farmacia en el número 8 de la Plaza Mayor al lado de la antigua ferretería de Berrazueta, y como Asunción no era farmacéutica estaba contratado el licenciado de farmacia Mariano Lahuerta.

Farmacia Quintana

 

El tercer hijo Tomás de recadista a la zapatería “Calzados Capillas”[8] en donde se jubilará como gerente; y Horacio, más adelante, porque todavía era muy pequeño, irá como aprendiz a la misma farmacia que su hermano mayor a la Farmacia de Quintana. Más adelante y siguiendo con esta farmacia, cuando en 1937 Ángel se va como voluntario a la guerra incivil solicita a la hija de Quintana, Asunción una carta de recomendación porque quería hacer la mili en Sanidad Militar y lo consiguió. Fue practicante militar de Farmacia. En este certificado, firmado por la propietaria y el licenciado de farmacia contratado, se puede leer, Ángel es un “muchacho activo, trabajador y de buenas costumbres y ha prestado aquí sus servicios en 1933 y 1934.

Horacio entrará a trabajar, en los años treinta del siglo pasado, como aprendiz en la Farmacia de Quintana. En el laboratorio de esta farmacia aprende Horacio la técnica de revelado de fotografía. Porque hay que recordar que las fotografías se llevaban para su revelado a las farmacias y Droguerías, como Hilario e Ingelmo. Incluso, Horacio, hace una aportación a la fotografía construyendo una ampliadora que será una de sus herramientas de trabajo.

Nos explica Gelo Bustamante que le contaba su padre que “comenzaron a revelar las fotos en platos soperos y a construir su propia ampliadora con la ayuda de algunos amigos que disponían de herramientas adecuadas para su fabricación. Un ejemplo fue Toño Manúz que era relojero y les fabricó algunas de las piezas de precisión, porque la adquisición de una ampliadora nueva estaba muy lejos de sus posibilidades económicas”.

Carta de la Farmacia de Quintana

           

Florencia tenía un hermano, Fidel Hurtado, con el que tuvo mucha relación. Era maquinista de Renfe y hacia el trayecto Madrid – Santander en un tren con una gran locomotora. Vivía en Madrid, en el número 4 de la calle Andrés Mellado, con su mujer y sus siete hijas. Trabajaban de modistas y enseñaron a Elena Bustamante a coser. Siempre tuvieron una gran relación, tal es así que todos los veranos venia alguna de las hermanas a pasar las vacaciones a Torrelavega a casa de Florencia.

En los años treinta del siglo XIX, concretamente en 1839, “François Arago, científico y diputado, presenta una comunicación en la Academia de las Ciencias francesa sobre los progresos que el pintor y escenógrafo, Daguerre ha logrado en sus experimentos para reproducir la realidad por medio de una cámara oscura y procedimientos químicos”[9]. Había nacido la fotografía.

Hay que esperar más de cuarenta años para que aparezca el primer fotógrafo en esta villa de Torrelavega[10]. Sobre 1885 se instala[11] en el número 1 del Pasaje de Saro, al lado de la Plazuela del Grano, el primer fotógrafo, Alfonso Redón García (1860-1910). Era hijo de Antonio Redón, natural de Córdoba y de Cayetana García nacida en Madrid. Alfonso nació en Madrid para después instalarse en Torrelavega. Se casa con Eloísa Valcarcer Vallejo, que era natural de Frómista, Palencia, con la que tiene siete hijos, Pedro, Dolores, Matilde, José, Antonio, Adela e Isabel. Son sus hijos Pedro (1880-1955) y Antonio Redón Valcarcer, los que continúan con el negocio, al fallecimiento de su padre en 1910. El fotógrafo Alfonso Redón García muere[12] en Torrelavega cuando contaba con 50 años, el 15 de mayo de 1910. Sus restos reposan en el cementerio de Geloria.

Antes de abrir la tienda en 1944, los hermanos Ángel y Horacio revelaban fotografías en un pequeño laboratorio que tenían en su casa, en la calle de los Mártires, al lado de la casa de los Escudos antes citada. En la foto, que pensamos que es un buen documento histórico, podemos ver los frascos de los químicos que se empleaban para el proceso de revelado, una balanza de precisión para pesar los productos que se usaban en el proceso y varias cajas de material fotográfico. Además, a la izquierda de esa foto aparece un retrato de la que más adelante será su mujer Angelines Amenabar San Emeterio.


 

Laboratorio en el domicilio de los hermanos Bustamante Hurtado

 

A mediados de los años cuarenta[13], los hermanos Ángel y Horacio Bustamante Hurtado instalan una “tienda de fotos”, en la calle José María Pereda de Torrelavega, esquina con la calle de la Paz, cuando todavía existían las antiguas escaleras.

            En 1944. cuando Ángel tenía 25 años y su hermano Horacio 22 deciden independizarse y montar su propio negocio, un “Laboratorio Fotográfico y Óptica”, en la calle de José María de Pereda esquina con la calle de la Paz cuando todavía existían las antiguas escaleras. El 1 de abril de 1944 firman el contrato de arrendamiento con María y Micaela Ruiz de Villa Pérez Carral, hermanas del diputado a Cortes Generales por Torrelavega Manuel Ruiz de Villa e hijas de Joaquín Ruiz de Villa Gonzalez-Campuzano[14] (1850-1932). Era un local de nueva planta que se alquilaba por primera vez y en donde podría también instalarse una también perfumería, según consta en el contrato.


Ángel Bustamante Hurtado preparando los químicos para el revelado fotográfico

 

 

LA TIENDA

 

Como ya hemos explicado, Ángel y Horacio adquieren los conocimientos del revelado fotográfico y del manejo de las máquinas de hacer fotos en la Farmacia de Quintana, en las que ejercen como aprendices. Allí van estudiando las fórmulas químicas para preparar los líquidos de revelar fotografías, reveladores, fijadores y agua, que en aquella época se hacían mezclando productos químicos, en sus dosis exactas. Más adelante, comienzan a realizar fotos a los amigos, a gente en la calle y, sobre todo, en los eventos sociales, como romerías, pruebas deportivas, etc. Esta iniciativa, que poco a poco va prosperando, los lleva a montar su propio laboratorio en su casa.

Horacio Bustamante Hurtado en la Farmacia de Quintana

 

La buena acogida que tenían las fotografías que iban haciendo fue lo que los llevó a montar su propio negocio. Se embarcan en instalar una tienda de fotografía que era una novedad porque todavía no existía ninguna en Torrelavega. Había estudios fotográficos, farmacias y droguerías donde se revelaban las escasas fotos que se hacían, pero no había ninguna tienda especializada. Pensamos que fue un atrevimiento de mis tíos Ángel con 27 años y Horacio con 22, que se lanzaran a la aventura de montar su propio negocio, sin ningún recurso económico, y de una especialidad todavía inexistente en la ciudad. Contratan el alquiler del local que estaba situado en la calle de José María Pereda esquina a la de la Paz que anteriormente hemos descrito. A partir de abril de 1944 comienza la andadura.

“Así nace una tienda y una marca que va a perdurar durante ochenta años. Aquel local que no llegaba a 30 metros cuadrados, le acondicionan montando un despacho para atender al público en la parte anterior,  y en la parte interior, “El laboratorio” en el que pasé gran parte de mi infancia, con un olor típico a producto químico que no sé cómo describir” “siempre a oscuras con las típicas luces rojas; al entrar laboratorio unos grandes tanques que estaban constantemente rebosando agua dejaban un paso estrecho donde se encontraban las ampliadoras y las cubetas de revelado, en la parte de arriba una gran secadora esmaltadora de bombo rotativo se encargaba de secar y dar brillo a las fotos de aquellos papeles baritados”.

Gelo Bustamante Amenabar en la secadora de la tienda en 1955

  

Al poco tiempo de la apertura de la tienda, mi padre que debía librarse de la mili por ser hijo de viuda, le deniegan el permiso y es requerido a filas, incorporándose a Melilla en 1946. Hay una curiosa anécdota que siempre me contaba Jaime Asensio, Me decía: “por culpa de tu padre tuve que ir yo a la Mili porque él se iba a librar por ser hijo de viuda y como se lo denegaron y yo era el siguiente de la lista me hicieron ir a mí, pero sorpresa, cuando estaba allí a los tres meses se presenta Horacio así que nos fastidiaron a los dos”. Está un tiempo en Melilla y poco después le trasladan al Ministerio del Interior en Madrid donde tiene familia, se aloja en casa de sus tíos, esta estancia en Madrid le va a servir para conocer bien la capital y los entresijos del mercadeo.

Ante la ausencia de mi padre por el servicio militar, Ángel queda solo en la tienda y necesita una persona para que le ayude. Es entonces cuando comienza a trabajar como aprendiz Ángel García Barreda (Gelin) (1931-2006), padre de Jesús Adolfo, siendo todavía un chaval y permaneciendo en la tienda hasta su jubilación. A Gelín le conocieron trabajando con ellos en la Farmacia de Quintana.

De vuelta a Torrelavega, el negocio se va consolidando, pero no sin dificultad. Son años de posguerra en los que se encuentran con muchos problemas para conseguir material fotográfico, sobre todo película, ya que la mayoría era de importación o bien de Alemania, las marcas de Agfa y Gevaert, o de América, la marca Kodak. En España había dos fábricas que estaban comenzando su andadura, Negra Industrial en 1932 y unos años después, en 1939 Valca, pero no eran suficientes para abastecer el mercado. Estando, así las cosas, mi padre se desplaza en tren a Madrid en varias ocasiones y consigue el material fotográfico necesario para poder seguir trabajando.

Uno de los primeros trabajos importantes que acomete es fotografiar parte de la Cabaña Ganadera de la mano de su buen amigo y veterinario Manuel Gutiérrez Aragón. Por aquellos años todavía no existía ningún tipo de control, así que Manuel Gutiérrez Aragón le requiere para que le acompañe por las cuadras para que a la vez hacer el registro técnico veterinario que él llevaba a cabo, le adjuntara una fotografía del animal. Así que durante mucho tiempo recorren la provincia realizando la catalogación de la Cabaña. Este veterinario que había nacido en Cuba y que desarrolló su profesión en Torrelavega fue un pilar fundamental en la ganadería de esta zona y precursor de novedosas iniciativas. Destacó, entre otras cosas, en el estudio de las razas Tudanca y Pasiega de las que era una autoridad.

Horacio con el veterinario Manuel Gutiérrez Aragón

  

Una de las pasiones y podíamos decir que de las especialidades del tío Ángel era el ciclismo, dos de sus mejores amigos eran Toño Guerra y Paco Aresti, tenían los dos una moto de marca Norton que en aquella época pocos podían disfrutar. Juntos iban a casi todas las carreras ciclistas que se disputaban en la zona, por eso podemos ver interesantes fotografías de bonitos esprints y de espectaculares caídas.

Ángel en 1953 cuando tenía 34 años y vivía con su familia en el número 2 de la calle Pablo Garnica, solicita, al Ministerio de la Gobernación, concretamente a la Comisaría de Orden Público, autorización para poder trabajar como fotógrafo ambulante con una maquina Contax con un objetivo Carl Zeiss 50/1,5.

El negocio va en alza, pero las dificultades económicas de aquellos momentos y el escaso poder adquisitivo de los torrelaveguenses hace difícil que el público en general pueda realizar sus propias fotografías. Por ello se inventan un nuevo negocio, “el alquiler de máquinas fotográficas”.

En el Escudo Ángel Bustamante hace una foto a su sobrino Gelo

 

Adquieren unas pocas maquinas sencillas y de fácil manejo de marca “Fowell” que a partir de ese momento van a ir prestando a todos los que las quieran utilizar, sin otro coste que el precio de la película y del revelado. Esta práctica va cuajando y todos los fines de semana hay una gran afluencia de personas que se acercan a la tienda a por una prestada para hacer sus propias fotografías. La demanda fue creciendo hasta llegar a tener cerca de treinta en alquiler. De esta manera garantizaban tener una producción fija y fomentaban la idea de, que hacer fotos era posible.

Una de las maquinas favoritas de mi padre, nos comenta Gelo Bustamante, fue la Contax con óptica Carl Zeiss. Fue su primera cámara profesional pero cuando sale una evolución más moderna que incorpora fotómetro, la vende y adquiere el nuevo modelo. El afortunado en comprarla fue uno de sus buenos amigos, Servando Saiz, un gran amante de la fotografía, que la disfrutará durante un largo tiempo, hasta que él también se la vende a un conocido medico de Torrelavega, D. Pedro Peña, que la usará durante muchos años. A finales de los años noventa se produce un hecho digno de contar. “Se acercó un día por la tienda del Boulevard y me dijo: Mire usted como yo soy muy mayor he pensado que tengo una máquina Contax que perteneció a su padre y creo que nadie mejor que usted para que la conserve porque si no cuando yo me muera la van a tirar a la basura”. Ese día D. Pedro me regaló la Contax que había pertenecido a mi padre.  Es un bonito recuerdo que hoy conserva mi hijo Pedro.

Horacio con Paco Vidal preparado para hacer fotos aéreas

  

Los primeros vuelos para hacer fotos aéreas están fechados los días 30 y 31 de octubre de 1950. “ese día nacía yo”. Poco después entabla amistad con su amigo Paco Vidal y desde el Aeródromo de la Albericia realiza varios vuelos en avioneta para hacer bonitas e interesantes fotos aéreas de Torrelavega. Paco Vidal más tarde sería el presidente del Aeroclub de Santander y director del Aeropuerto de Parayas hasta su jubilación. En esta foto le podemos ver en una avioneta STINSON 108-3.

La economía había mejorado y cada vez son más demandados los hermanos Bustamante Hurtado, acuden a los domicilios para hacer fotos de familias o reportajes a los niños en sus casas porque hasta el momento solo se hacían fotos en los estudios. Las bodas fue un gran nicho de negocio, los novios o sus familias empezaron a encargar a los fotógrafos este evento. Fueron miles los reportajes de boda que hizo la firma Bustamante Hurtado.

            La tienda va tomando cuerpo y en las vitrinas que instalan en la fachada, van colocando fotos de los diferentes eventos que se producen en la ciudad y alrededores. Los lunes el futbol con la Gimnastica o el Barreda y como no, los jabalíes que cazaban las cuadrillas de El Coco, Posada o El Cuca, llenaban la acera de visitantes. Accidentes, actos sociales o alguna que otra noticia gráfica destacable completaban las vitrinas que tantos y tantos visitantes se acercaban a mirar. Siempre jugaban con la inmediatez, se publicaban antes en la tienda que en los periódicos.

Comienzan a trabajar para la prensa, Alerta, Diario Montañés y La Hoja del Lunes en Cantabria también para periódicos de tirada nacional como, Marca, ABC y Agencia EFE, cubriendo toda la información tanto de actos políticos, sociales y deportivos. Esto les hace darse a conocer más y conseguir mayor número de clientes. “Creo que fue en 1956 cuando una noche después de cenar se presentó la policía en casa, preguntan por mi padre y le llevan detenido”. La sorpresa fue grande, en ese momento Ángel no estaba, había salido como era habitual a tomar el café al Cántabro. Horas más tarde, no recuerdo exactamente, yo era muy pequeño, regresa como si nada hubiera sucedido. El único delito que cometió fue publicar en las vitrinas unas fotos del hundimiento de los túneles del abastecimiento de agua a Torrelavega. En aquella época esta ciudad tenía muchos problemas con el suministro y para solucionarlo habían construido en Los Corrales una depuradora y un túnel que traía el agua.  En el interior del túnel se produjo un desprendimiento y dejó a Torrelavega sin agua, es entonces cuando acude mi padre para hacer las fotos para la prensa y las pone en las vitrinas como noticia de actualidad. Esas fotos van a delatar que el verdadero motivo del hundimiento fue la falta de hormigón en el túnel. Con quitar las fotos de las vitrinas y suspender la publicación en la prensa quedo todo solucionado.

Carnet como corresponsal gráfico del Marca 1951

  

El negocio va creciendo y apareciendo nuevas líneas de trabajo, así comienza la relación entre la industria y la fotografía.  Fábricas como Solvay, Sniace, La General en Torrelavega, La Mina en Reocín y Nueva Montaña Quijano en Los Corrales requieren sus servicios. Torrelavega empieza a despegar y Talleres Obregón, Casto Arce, los fabricantes de muebles y todo lo que rodea a la publicidad también demandan sus servicios.

Recuerdo oír a mi padre contarme como hacia las primeras fotos industriales, para ello utilizaba una antigua máquina de madera de gran formato y placas de cristal. Él se obsesionaba mucho con la corrección de las líneas por eso esta máquina le permitía descentramientos de óptica y mejorar la convergencia consiguiendo gran calidad en las fotografías, pero esto tenía sus inconvenientes, mucho peso y limitación de almacenamiento de las placas, así que el trabajo se hacía pesado y lento. Años más tarde adquieren una Linhof, una máquina que era también de gran formato, pero de placas de celuloide y además mucho más ligera y versátil. Más tarde, esta máquina acompañará a Ángel en todas las tomas de postales que realizó.

Es en 1956 cuando la casa de productos fotográficos Valca con sede en Bilbao organiza unos cursos de revelado de fotografía en color. Mi padre se va a allí y aprende la técnica del revelado, las formulaciones que eran mucho más complejas que las del blanco y negro, el filtrado por el sistema sustractivo. Uno de los mayores problemas a los que se tuvo que enfrentarse fue el control de la temperatura y agitación estable, también aprendió el revelado de diapositivas por inversión lumínica.

Curso de fotos en color Valca en Bilbao

  

Cuando regresa de Bilbao se pone manos a la obra y hace una adaptación en el laboratorio de la tienda para poder realizar las fotos en color, es entonces cuando su buen amigo Manolo Vila le hace un sistema de temperatura controlada con una bandeja móvil para conseguir una agitación constante que además no produjera oxígeno para evitar la oxidación. Los resultados son excelentes tenemos muchos ejemplos de ello con fotos que después de casi setenta años están perfectamente conservadas, como por ejemplo las de nuestra comunión, de ¡almirantes! Ya sabíamos revelar en color y cómo hacerlo, pero el proceso era tan sumamente complejo y costoso que no era factible emplearlo de cara al público así que la idea quedo aparcada por el momento.

Hay una época algo más reciente, en los principios de los años sesenta, que los periódicos como Marca o la Agencia EFE demandaban más inmediatez en las entregas, ya no valía revelar las fotos y subirlas al tren Correo para que al día siguiente estuvieran en Madrid.  Había que enviar las fotos muy urgentes, así que como todavía no disponíamos de ningún “Telefoto” en Cantabria, después de cada partido tenía que revelar y positivar las fotos y rápidamente ir en coche hasta Bilbao para poderlas enviar por “Telefoto”, eso sí que fueron auténticas palizas por las carreteras de entonces.

Una de las ideas que tuvieron los hermanos Bustamante, que se salía del ámbito de la fotografía, fue la realización de unos Patines de pedales que pretendían poner en alquiler para navegar por el rio Ansar. En 1948 Ángel hace el diseño, y en los Talleres de German Marcos, que era amigos suyos, construyen seis unidades de un bonito aspecto y gran calidad. Fue un auténtico éxito, pero varias dificultades y el difícil almacenamiento les hizo dejar la idea aparcada hasta que una empresa de Valladolid los adquiere para navegar por el Pisuerga. En esta bonita foto podemos ver a mis padres probando uno de esos patines en el Ansar.

Horacio y Lines con un patín de pedales en el Ansar

  

Fue a finales de los años sesenta, concretamente en 1968, cuando los dos hermanos deciden separar el negocio. Ángel se instala a escasos metros del local existente y Horacio coje el traspaso del antiguo Bar Tomás frente al Bulevar, en la parte de abajo, donde nos establecemos, digo nos establecemos porque en esta nueva andadura empiezo a trabajar yo, nos relata Gelo Bustamante. Hasta entonces se habían acrecentado diferentes formas de cómo debía evolucionar el negocio. Ángel, pensaba más en el trabajo de las tarjetas postales, que realizó durante muchos años, consiguiendo excelentes vistas y que tan buena acogida tuvieron; por otro lado, Horacio, mi padre pensaba más en seguir con la línea de la industria, la prensa etc., esto hace que los hermanos Ángel y Horacio decidan separarse definitivamente. Así comienza la segunda época en esta familia.

La familia Bustamante Hurtado al completo 1958

 

 

LA TIENDA EN FOTOS

         En estas fotos que a continuación publicamos vemos la evolución de la tienda de los hermanos Ángel y Horacio Bustamante Hurtado en los primeros años.

Primera imagen de la tienda en los años cuarenta


La Tienda en los años cuarenta al lado Frutas Betegón


La Tienda en los años cuarenta




Establecimiento de los hermanos Bustamante Hurtado en los años cincuenta



A vista de pájaro Material fotográfico y Óptica


Llegó el color, la Tienda en los años cincuenta


La Tienda de los hermanos Bustamante Hurtado



Horacio en el Laboratorio de calor

 

REPORTAJE FOTOGRAFICO

 

            Como ejemplo de su trabajo podríamos dar a conocer muchos de los reportajes fotográficos de los dos hermanos. Fue Horacio el que más se dedicó a los reportajes de la actualidad social y deportiva de Torrelavega, era corresponsal gráfico del diario ABC, de la Agencia EFE, del semanario gráfico Norte y del periódico Marca. En cambio, su hermano Ángel se centró más en una forma de fotografía que estaba muy en boga, la tarjeta postal. El reportaje escogido para mostrar en este blog los trabajos fotográficos de los Bustamante Hurtado es el “Entierro de Ángel Menéndez”.

Este benefactor de los pobres fue una persona dedicada a los demás. Concejal del Ayuntamiento de Torrelavega y miembro de varias asociaciones católicas, le tocó vivir años difíciles, socialmente delicados y económicamente muy complicados. La guerra incivil española y la postguerra enmarcaron su obra. El hambre, los desahucios[15] y la miseria le hacen una persona solidaria dedicado íntegramente en ayudar a los demás.

Ángel Menéndez falleció en Torrelavega muy pronto, soltero, cuando solo contaba con 40 años, el 22 de julio de 1948. La corporación municipal de entonces, con el alcalde Manuel Barquín al mando decidió[16] cambiar un nombre histórico, La Plazuela del Sol por el de Plazuela de Ángel Menéndez. Afortunadamente, con el trascurrir de los años, es el nombre histórico es el que ha prevalecido.

En la casa de Ángel Menéndez con su familia


Ángel Menéndez con Sara, hermana de Ángel, en su casa



Ángel Menéndez en el féretro



Velatorio en el salón de plenos del Ayuntamiento



Coronas de flores a la salida del Ayuntamiento



Corona de la Vieja Guardia



El féretro inicia la comitiva hasta el cementerio de Geloria



El féretro con las autoridades religiosas.



La comitiva fúnebre se dirige a la calle José María Pereda



El féretro delante del Hotel Comercio



Comitiva política encabezada por el alcalde Manuel Barquín, Paco Cayón José Collado y Rafael Velarde



Depositando el féretro en su tumba



Depositando flores encima de su tumba



Don Félix al órgano ameniza el acto fúnebre



La tumba de Ángel Menéndez en el Cementerio de Geloria



Discurso del alcalde Manuel Barquín en la Plazuela del Sol



El alcalde Manuel Barquín descubre la placa con el nombre de la nueva plaza

 

 

FOTOS PARA EL RECUERDO


Ángel Bustamante Hurtado



Ángel Bustamante Hurtado en la Farmacia Quintana



Ángel Bustamante sargento Practicante de Farmacia en 1938



Ángel Bustamante Hurtado con su sobrino Tomasín



Ángel Bustamante en la tienda



Horacio Bustamante Hurtado frente a la tienda



Horacio Bustamante Hurtado en los portalones de la Plaza Mayor



Horacio Bustamante Hurtado con Gelín en el laboratorio de la tienda



Una de las primeras ampliadoras



Baile con orquesta



Adoquinado de la calle Ancha



Cámara de fotos Contax



Familia Alejo Peña delante de la fábrica de zapatillas 1946



Manuel Gutiérrez Aragón y la Mona Benita



Ángel García Barreda (1931-2006), Gelín en la tienda



Gelín con Gelo y Tomasín en Suances



Familia Gutiérrez Aragón 1949



Familia Sellers en 1949



La abuela Florencia con su hijo Horacio, su sobrina Soco y una pescadora de Suances



Ángel Bustamante Hurtado y Raimundo Ruiz del Árbol en Madrigalejo en 1938



Familia Luis Merino en 1946



El veterinario Manuel Gutiérrez Aragón



Familia Pardo de Santayana en 1949



Rondalla de Diego y Adolfo Cayón en Ampuero



Familia Molleda en 1947



Gelo Bustamante, Kike Peraita y Tomás Bustamante en los pinares de Suances Tarjeta Postal realizada por Ángel Bustamante Hurtado

 

***

Para este primer post se ha trabajado con más de 26.000 fotos pertenecientes al Archivo Bustamante Hurtado de los años 1946 a 1950 custodiado por Jesús Adolfo García. Estas fotos nos ayudan a conocer mejor Torrelavega y sus gentes.

Las fotografías que aquí publicamos están libres de uso para fines divulgativos o privados, pero nos gustaría que citaran a los autore: el Archivo Bustamante Hurtado, Colección J. Adolfo.

Para uso comercial se ruega contactar con el coleccionista, J. Adolfo Gracía.

 

Tomás Bustamante Gómez

Gelo Bustamante Amenabar

 

 

 

 



[1] Son los abuelos del autor de este escrito y de este Blog.

[2] Libro Bautizados Bárcena de Pie de Concha (1861-1880), folio 200 vto.

[3] Libro familiar escrito primero por Elías Bustamante Herrero y después por su mujer Florencia Hurtado Montes cuando estaba viuda. Una de las herencias de mi padre.

[4] Segunda proclama el día 22 y la tercera en el día 27 de febrero de 1916.

[5] Registro Civil Polanco, tomo 26 y página 67.

[6] https://www.torrelavegaantigua.com/2012/04/francisco-carrera-pardo.html

[7] El autor de esta investigación y de este Blog.

[8] Ver https://www.torrelavegaantigua.com/2018/03/amancio-ruiz-capillas-del-castillo-1893.html

[9] Riego, Bernardo y de la Hoz, Ángel; Cien años de la fotografía en Cantabria. Lunwerg editores, 1987.

[10] Torcida Valiente, José Antonio y Villegas López, Ramón; Torrelavega en la tarjeta postal. 2008.

[11] Aparece por primera vez en 1890 en las Matrículas y Padrones de la contribución Industrial y    Comercial, 1835/1914, Archivo Municipal Torrelavega, legajo H 426; 1.

[12] Libro Difuntos Torrelavega (1908-1916), folio 61 vto. Y 62.

[13] Y no en los años cincuenta como aparece en algún libro publicado.

[14] Ver https://www.torrelavegaantigua.com/2018/09/joaquin-ruiz-de-villa-gonzalez.html

[15] Barrio González, Antonio; Recuerdos y Anécdotas, 1991. Imprenta Quinzaños.

[16] Esta decisión fue ratificada en los últimos años del siglo XX.