Gregorio Martín Blanco nació en la villa de
Torrelavega el día 23 de diciembre de 1849.[1]
Al día siguiente, Nochebuena, fue
bautizado por el cura párroco de la
iglesia de Nuestra Señora de la Consolación José Alonso Astulez. Era hijo de
Alejo Martín Aparicio sastre de profesión y natural de Carrión de los Condes,
provincia de Palencia; y de Rita Blanco
Echevarría natural de Santander. Sus abuelos paternos, Alejo Martín y María
Aparicio, al igual que su padre, eran los dos naturales y vecinos del pueblo
palentino de Carrión de los Condes. En cambio sus abuelos maternos, Marcelino
Blanco y María del Carmen Echevarría,
eran naturales de Miraveche, la Rioja y del lugar de Güemes en Cantabria.
Además
de Gregorio los padres de nuestro biografiado tuvieron otro hijo al que
pusieron el nombre de Mauro. Nació cuatro años después que su hermano, el día
15 de enero de 1854.[2]
A los dos días fue bautizado en la capilla de San José por estar en
reconstrucción la iglesia parroquial Nuestra Señora de la Consolación. También,
al igual que su hermano, estudió medicina doctorándose posteriormente.
Desgraciadamente murió joven, con tan solo 39 años, a causa de una oclusión
intestinal, el día 19 de septiembre de 1893.[3]
Gregorio Martín Blanco cursa los estudios elementales
en su villa natal para más tarde preparar el “Grado de Bachiller”, es decir la
segunda enseñanza en el Instituto Provincial de Santander. Una vez obtenido el
“Título de Bachiller” decide estudiar medicina. Y para ello se traslada a
Madrid[4]
donde se matricula en su Universidad Central. Con 21 años, el día 19 de octubre
de 1871, termina la carrera de medicina obteniendo el título de “Médico y
Cirujano”.[5]
Nada más acabar la carrera obtiene plaza de médico en
el pueblo de Valderredible donde ejerce su profesión hasta que decide
presentarse a unas oposiciones para
ejercer la medicina en las Islas Filipinas que por entonces pertenecía a la
Corona española. Era 1874 cuando el Ministerio de Ultramar del gobierno de
España crea una plaza de médico en la provincia de Ylocos Norte con un sueldo
de 7.500 pesetas anuales.[6] El
Ministerio de Ultramar envía una carta al Gobernador General de Filipinas
informándole que ha dispuesto crear una plaza de médico, en calidad de
interino, para “solventar las necesidades del servicio médico que experimentan
las provincias de este Archipiélago”.
Para presentarse a esta oposición Gregorio Martín
Blanco tuvo que mostrar, además del título de Licenciado en Medicina y Cirugía,
un certificado de buena conducta. Extiende este documento el alcalde popular de
la villa de Torrelavega Manuel Quevedo y Mantilla que dice del solicitante: “Su
conducta es la más ajustada a las leyes morales”.[7]
En su oposición defendió una memoria que se titulaba
“Vacuna, vacunación y revacunación”. Extenso trabajo donde hace un repaso
histórico sobre la viruela. Explicando, entre otras cosas, su descubrimiento,
las distintas formas de aplicar la vacuna en diferentes zonas del cuerpo,
número de inoculaciones y siempre aconsejando la revacunación. La leyó el día
19 de marzo de 1874. Al mes siguiente obtiene
la plaza por oposición de Médico y Cirujano de Ylocos Norte
estableciéndose en Laoag en las Islas Filipinas.[8] Sin tiempo que perder día el
25 de junio de ese mismo año embarca en el vapor Buenaventura rumbo a Filipinas.[9]
Ejerce la medicina en estas Islas durante nueve años
hasta que, debilitada su salud, cae enfermo. El diagnóstico fue “anemia
consecutiva a discrasias”, padeciendo los siguientes síntomas: palidez de las
mucosas, enflaquecimiento, manifestaciones periódicas en forma de paludismo,
inapetencia, dolores gástricos.[10] Sus
colegas que le atienden escriben al Ministro de Ultramar en los siguientes
términos: “Por hallarse enfermo y por no tener cura en Filipinas en donde lleva
9 años y no habiendo disfrutado de
ninguna licencia, necesita, según las tres certificaciones que presenta,
regresar a la península para restablecerse de su salud”.
Por ello y puesto que el tratamiento estaba fuera de
estas islas solicita, el día 11 de mayo de 1883, cuatro meses de permiso para
viajar a la península “por ser indispensable para su curación”. Todos los
informes sanitarios así lo aconsejaban. En aquella época el tratamiento
consistía exclusivamente en baños termales. Y los lugares de España escogidos
fueron las aguas termales de Marmolejos en la provincia de Jaén y/o las de
Puertollano en la provincia de Ciudad Real. El Ministro de Ultramar firma la
licencia y el 31 de mayo el gobernador
general de las Islas filipinas da cuenta de lo mismo. Concediéndole la marcha a
la península.
Una vez en Torrelavega
el médico cirujano de la villa Segundo Carral emite otro informe donde le
vuelve a recomendar las mismas aguas
termales que sus compañeros de Filipinas. Al no poder recuperarse del todo
solicita que se extienda el permiso hasta 8 meses.[11] El día 2 de agosto de 1883 recibe una carta del
Gobernador General de las Islas Filipinas donde le comunica que su Majestad el
Rey “ha accedido a lo solicitado y le concede un tiempo máximo de ocho meses”
terminado el cual debería reincorporarse a su plaza de médico.
Al año siguiente al
comprobar que no está restablecido y dándose cuenta que no puede incorporarse a
su puesto en Filipinas mediante carta escrita el 7 de enero de 1884 “suplica la
renuncia a dicho destino”.[12]
Tenía que haberse incorporado el día 9. Estaba claro que no volvería a las
Islas Filipinas. Meses después se le concede su petición y se saca a concurso
la plaza “entre los profesores de la península”.[13] El Rey de España admite su renuncia como
médico titular de la provincia de Ilocos Norte por motivos de salud.
Establecido ya en
Torrelavega y una vez desechada su vuelta a Filipinas decide profundizar en sus
conocimientos doctorándose. Durante el curso 1883/1884 realizó el doctorado
alternando asignaturas en la Facultad de Farmacia como Análisis Químico
aplicado a las ciencias Médicas, con otras en la Facultad de Medicina como
Historia de las ciencias Médicas.[14]
Durante los nueve años que estuvo en Filipinas
escribió su segunda Memoria está vez titulada “Topografía Médica de
Ylocos” provincia que está más al norte
donde vivió. Por ello fue nombrado socio corresponsal de la Real Academia de
Medicina y Cirugía de Barcelona, concediéndole su medalla de oro. Más adelante
escribe varias monografías sobre enfermedades tropicales y otra sobre el sudor.
Hasta que su fallecimiento le impide concluir su último proyecto: “Geografía
médica de la ciudad de Torrelavega”.
A
los 34 años decide casarse. La
ceremonia religiosa se celebra el día 12 de febrero de 1885, en la iglesia de
Nuestra Señora de la Consolación. La novia Dolores Velo Cabrero (1856-1921) de
28 años era natural de Torrelavega e hija de José Velo nacido en Herrera de
Camargo y de Isidra Cabrero que lo había hecho en Santander.[15]
Además de Dolores el matrimonio tuvo dos hermanas más. Aurea (1854-1898)[16]
y Julia (1857-1906)[17].
Gregorio Martín Blanco, que vivía en la Plaza Mayor y
era subdelegado de Sanidad, acede a la alcaldía de la villa en 1894 sucediendo
en el cargo a Joaquin Ruiz de Villa y González Campuzano. Ocupará la alcaldía
hasta que en 1897 le releva su predecesor, Joaquin Ruiz de Villa, que regresará
a la alcaldía ya no de la villa sino de la ciudad de Torrelavega. Este hecho
será el de mayor relevancia durante todo el mandato del doctor Gregorio Martín
Blanco. Su íntima amistad[18] con
su compañero de profesión y Senador del Reino por esta circunscripción Dr.
Martínez Pacheco contribuyó de una manera decisiva a que el 29 de enero de 1895
se le concediera a la villa el Título de Ciudad. El día 1 de febrero de este
año se publica en la Gaceta de Madrid el Real decreto:
Queriendo
dar una prueba de mi real aprecio a la villa de Torrelavega, provincia de
Santander, por el aumento de su población y progreso de su industria. En nombre
de mi augusto hijo, el Rey Alfonso XIII, y como Reina Regente del Reino, vengo
a conceder a la expresada villa el título de ciudad. Dado en Palacio, a 29 de
febrero de 1895. María Cristina. El ministro de Gobernación, Trinitario Ruiz y
Capdepón.
El admirado historiador Pablo del Río Gatoó nos
describe a la perfección lo que ocurrió en estos días: Con la apatía peculiar de estas latitudes se recibió la noticia por los
habitantes del municipio, sin más comentarios que los de turno, que tenían
lugar en los mentideros del Circulo de Recreo, alojado desde 1861 en una de las
edificaciones de la Plaza Mayor, y en los del Café Velarde, ubicado en la
fuente de Cuatro Caños punto convergente de las diligencias. Los talleres
artesanos y las tiendas abrieron sus puertas a su hora habitual; las
caballerías y carros para la labranza dejaron las mismas huellas en los caminos
hacia las cercanas mieses, y el grupo obrero madrugó como de costumbre para
atender sus puestos de trabajo en las minas de Rocín.[19]
Sus conocimientos y desvelos por la higiene de sus vecinos y la salubridad de su pueblo
hicieron posible que en su gestión al frente de la alcaldía destacaran sobre
todas las obras de saneamientos. Socialmente participó en muchos proyectos
cívicos y solidarios. Formó parte de la comisión de obras que presidió Ceferino
Calderón Díaz en calidad de secretario para la construcción de la nueva iglesia
de Nuestra Señora de la Asunción en 1891. También sobresalió por ser un gran bibliófilo, contaba
con una magnifica biblioteca particular con valiosas ediciones, y además como
escritor de temas de su profesión. Este excelente médico, gran alcalde y
benefactor cuenta en su recuerdo con una calle en el callejero oficial.[20]
Gregorio Martín Blanco también hizo incursión en el
mundo de los negocios. Fue empresario de diligencias. En 1893 viviendo en la Plaza Mayor se da de
alta en la contribución industrial de Torrelavega como "empresario de
diligencias con 6 caballerías con un recorrido de 45 kilómetros",[21] por lo cual pagaba 330 pesetas anuales. Tuvo
este servicio hasta 1905, año en que falleció
Con 48 años y sin descendencia acude, el día 30 de
abril de 1899, al despacho del notario Cándido Gómez Oreña en Santillana del
Mar, para formalizar su testamento.[22]
Habían pasado solo 5 meses desde el fallecimiento de su madre[23].
Y además ya había fallecido su hermano Mauro.[24]
Por lo tanto Gregorio Martín Blanco será
“el heredero único de sus padres”.[25]
El patrimonio que le correspondió al fallecer su madre, ya lo había hecho su
padre, ascendió a la cantidad de 86.349,50 pesetas de las de 1899, es decir una
importante suma.
A los 52 años de edad
fallece de cáncer de recto Gregorio Martin Blanco en Torrelavega el día el día
11 de noviembre de 1905. Sus restos reposan en el cementerio de Geloria en la
Llama de Torrelavega.[26]
Años después, el día 17 de marzo de 1921 fallecerá su mujer, la diabetes que
padecía la llevará al campo santo de Geloria.[27]
Años antes de su fallecimiento, Dolores Velo había
acudido al notario de Torrelavega Celso Romero[28]
para redactar su testamento. Aquí está la clave de la construcción del colegio
de la Paz de los Sagrados Corazones donde numerosísimos varones de la ciudad
cursan sus estudios de bachiller.
Dolores Velo Cabrero (1856-1921), viuda de Gregorio
Martín Blanco, influyó poderosamente, junto al párroco Ceferino Calderón y
Teodoro Andrés coadjutor y catedrático de la Universidad de Salamanca, en la
construcción del colegio para niños de los SS.CC. Ya estaba establecida, desde
finales del siglo XIX, la congregación del Sacrès Coeurs para la enseñanza y
educación de las niñas. Hasta entonces los varones de Torrelavega que podían
estudiar lo hacían más lejos en el colegio de Villacarriedo regido por los
Escolapios. De 1746 a 1900 fueron más de un centenar.[29]
Gracias a las gestiones del padre Wilfredo Müller y a
la aportación de Dolores Velo que ascendió a 180.000 pesetas, se pudo construir
el colegio que más adelante se conocerá como “el colegio de los padres”. No hay
que olvidar que el Obispo de la diócesis de Santander era proclive a que se
instalara el colegio en la capital de la provincia.[30]
En la finca donde se construye el "colegio de los
padres" estaba ubicada la Casa de la Pizarra denominada así por el
material del tejado. Fue construida sobre 1875 por el abogado Manuel Crespo
Quintana. En este edificio tuvo la empresa Solvay en los inicios sus oficinas.
Se firma la compra de la Casa de la Pizarra el día 20 de agosto de 1921.
Redactados los planos y construido el colegio de los Sagrados Corazones su
inauguración se llevará a cabo el día 2
de mayo de 1924. Hacía tres años que había fallecido su máxima benefactora,
Dolores Velo Cabrero.[31]
[1] Archivo
Histórico Nacional. Ultramar, 5229, exp.14_017. Certificado de bautismo.
[2] Libro
Bautismo Bautizados Torrelavega (1835-1890), libro 8, folio 58vto., imagen 280.
[3] Libro
Defunciones Torrelavega, (1776-1898), libro 10, folio 123vto, imagen 1473.
[5] Lo
certifica el notario de la villa de Torrelavega Nemesio Fernández Obregón.
Archivo Histórico Nacional. Ultramar
5229, Exp. 14-0169.
[6] Archivo
Histórico Nacional. Ultramar Filipinas, Gobierno, Legajo 5229, nº 14.
[9] Certifica el capitán del Puerto de
Cádiz. Archivo Histórico Nacional, Ultramar Filipinas, Legajo 5229.
Este vapor pertenecía a la empresa Olano, Larrinaga
& Company, fundada en 1862 por Jose Antonio de Olano, Ramón de Larrinaga y
el capitán Longa. Aunque la sede de la compañía era Liverpool, lugar de
residencia de los tres socios, todos sus barcos estarían matriculados en Bilbao hasta 1898, cuando la guerra hispano-americana
aconsejó el cambio de bandera. Desde el primer momento la entidad se lanzó al
comercio transoceánico, uniendo Liverpool con América mediante barcos de vela.
Al l abrirse el canal de Suez en 1869 Ramón de Larrinaga propuso establecer una
línea de vapores entre Europa y Extremo Oriente a través del canal.
[10] Las discrasias sanguíneas son las
enfermedades basadas en alteraciones de la composición química de la sangre que
provocan alteraciones en su funcionamiento esencial como la coagulación dando
lugar a anemias. Esto es muy común en enfermedades tropicales.
[13] Se le
concede el 8 de marzo de 1884.
[14]
Universidad Central Facultad de Farmacia. Archivo Histórico Nacional,
Universidades 1101, Exp. 55.
[15] Libro Casados Torrelavega (1835-1891), libro 6,
folio 225-225vto, imagen 365.
[16] Libro
Difuntos Torrelavega (1898-1908), libro
11, folio 14 vto. y 15.
[17] Libro
Difuntos Torrelavega (1898-1908), libro
11, folio 202.
[19]
Bellísimo párrafo que reproduzco completo y que escribió el historiador Pablo
del Río Gatoó en su libro Torrelavega en su historia, pág. 62.
[21]
Matrículas y Padrones de la contribución Industrial y comercial, 1835/1914,
Archivo Municipal Torrelavega, legajo H 426; 1.
[25] Su padre Alejo Martín Aparicio había
testado el día 7 de marzo de 1877 ante el notario Nemesio Fernández Obregón.
[26] Libro
nº 11. Defunciones Torrelavega (1898-1908), folio 185.
[28] Celso
Romero ocupa la plaza en Torrelavega desde 1915 hasta el 1918. Es nombrado el
27 de septiembre de 1915 por una Real Orden publicada en la Gaceta de Madrid.
Cesó el 8 de abril de 1918 al ser
excluido de este puesto por defecto de forma en su nombramiento. Ver la Gaceta
de Madrid número 98 del día 8 de abril de 1918.
[31] Para más informador ver
http://www.torrelavegantigua.com/2012/03/el-colegio-de-los-sagrados-corazones.html