lunes, 18 de agosto de 2014

Gregorio Martín Blanco (1849-1905), de villa a ciudad.



Gregorio Martín Blanco nació en la villa de Torrelavega el día 23 de diciembre de 1849.[1] Al día siguiente, Nochebuena,  fue bautizado por el cura párroco  de la iglesia de Nuestra Señora de la Consolación José Alonso Astulez. Era hijo de Alejo Martín Aparicio sastre de profesión y natural de Carrión de los Condes, provincia de Palencia; y  de Rita Blanco Echevarría natural de Santander. Sus abuelos paternos, Alejo Martín y María Aparicio, al igual que su padre, eran los dos naturales y vecinos del pueblo palentino de Carrión de los Condes. En cambio sus abuelos maternos, Marcelino Blanco y  María del Carmen Echevarría, eran naturales de Miraveche, la Rioja y del lugar de Güemes en Cantabria.
Además de Gregorio los padres de nuestro biografiado tuvieron otro hijo al que pusieron el nombre de Mauro. Nació cuatro años después que su hermano, el día 15 de enero de 1854.[2] A los dos días fue bautizado en la capilla de San José por estar en reconstrucción la iglesia parroquial Nuestra Señora de la Consolación. También, al igual que su hermano, estudió medicina doctorándose posteriormente. Desgraciadamente murió joven, con tan solo 39 años, a causa de una oclusión intestinal, el día 19 de septiembre de 1893.[3]
Gregorio Martín Blanco cursa los estudios elementales en su villa natal para más tarde preparar el “Grado de Bachiller”, es decir la segunda enseñanza en el Instituto Provincial de Santander. Una vez obtenido el “Título de Bachiller” decide estudiar medicina. Y para ello se traslada a Madrid[4] donde se matricula en su Universidad Central. Con 21 años, el día 19 de octubre de 1871, termina la carrera de medicina obteniendo el título de “Médico y Cirujano”.[5]
Nada más acabar la carrera obtiene plaza de médico en el pueblo de Valderredible donde ejerce su profesión hasta que decide presentarse a unas oposiciones  para ejercer la medicina en las Islas Filipinas que por entonces pertenecía a la Corona española. Era 1874 cuando el Ministerio de Ultramar del gobierno de España crea una plaza de médico en la provincia de Ylocos Norte con un sueldo de 7.500 pesetas anuales.[6]    El Ministerio de Ultramar envía una carta al Gobernador General de Filipinas informándole que ha dispuesto crear una plaza de médico, en calidad de interino, para “solventar las necesidades del servicio médico que experimentan las provincias de este Archipiélago”.
Para presentarse a esta oposición Gregorio Martín Blanco tuvo que mostrar, además del título de Licenciado en Medicina y Cirugía, un certificado de buena conducta. Extiende este documento el alcalde popular de la villa de Torrelavega Manuel Quevedo y Mantilla que dice del solicitante: “Su conducta es la más ajustada a las leyes morales”.[7]


En su oposición defendió una memoria que se titulaba “Vacuna, vacunación y revacunación”. Extenso trabajo donde hace un repaso histórico sobre la viruela. Explicando, entre otras cosas, su descubrimiento, las distintas formas de aplicar la vacuna en diferentes zonas del cuerpo, número de inoculaciones y siempre aconsejando la revacunación. La leyó el día 19 de marzo de 1874. Al mes siguiente obtiene  la plaza por oposición de Médico y Cirujano de Ylocos Norte estableciéndose en Laoag en las Islas Filipinas.[8] Sin tiempo que perder día el 25 de junio de ese mismo año embarca en el vapor  Buenaventura rumbo a Filipinas.[9]
Ejerce la medicina en estas Islas durante nueve años hasta que, debilitada su salud, cae enfermo. El diagnóstico fue “anemia consecutiva a discrasias”, padeciendo los siguientes síntomas: palidez de las mucosas, enflaquecimiento, manifestaciones periódicas en forma de paludismo, inapetencia, dolores gástricos.[10] Sus colegas que le atienden escriben al Ministro de Ultramar en los siguientes términos: “Por hallarse enfermo y por no tener cura en Filipinas en donde lleva 9 años y no habiendo disfrutado de  ninguna licencia, necesita, según las tres certificaciones que presenta, regresar a la península para restablecerse de su salud”.
Por ello y puesto que el tratamiento estaba fuera de estas islas solicita, el día 11 de mayo de 1883, cuatro meses de permiso para viajar a la península “por ser indispensable para su curación”. Todos los informes sanitarios así lo aconsejaban. En aquella época el tratamiento consistía exclusivamente en baños termales. Y los lugares de España escogidos fueron las aguas termales de Marmolejos en la provincia de Jaén y/o las de Puertollano en la provincia de Ciudad Real. El Ministro de Ultramar firma la licencia y el 31 de mayo  el gobernador general de las Islas filipinas da cuenta de lo mismo. Concediéndole la marcha a la península.
            Una vez en Torrelavega el médico cirujano de la villa Segundo Carral emite otro informe donde le vuelve a recomendar  las mismas aguas termales que sus compañeros de Filipinas. Al no poder recuperarse del todo solicita que se extienda el permiso hasta 8 meses.[11] El  día 2 de agosto de 1883 recibe una carta del Gobernador General de las Islas Filipinas donde le comunica que su Majestad el Rey “ha accedido a lo solicitado y le concede un tiempo máximo de ocho meses” terminado el cual debería reincorporarse a su plaza  de médico.
            Al año siguiente al comprobar que no está restablecido y dándose cuenta que no puede incorporarse a su puesto en Filipinas mediante carta escrita el 7 de enero de 1884 “suplica la renuncia a dicho destino”.[12] Tenía que haberse incorporado el día 9. Estaba claro que no volvería a las Islas Filipinas. Meses después se le concede su petición y se saca a concurso la plaza “entre los profesores de la península”.[13]  El Rey de España admite su renuncia como médico titular de la provincia de Ilocos Norte por motivos de salud.
            Establecido ya en Torrelavega y una vez desechada su vuelta a Filipinas decide profundizar en sus conocimientos doctorándose. Durante el curso 1883/1884 realizó el doctorado alternando asignaturas en la Facultad de Farmacia como Análisis Químico aplicado a las ciencias Médicas, con otras en la Facultad de Medicina como Historia de las ciencias Médicas.[14]
Durante los nueve años que estuvo en Filipinas escribió su segunda Memoria está vez titulada “Topografía Médica de Ylocos”  provincia que está más al norte donde vivió. Por ello fue nombrado socio corresponsal de la Real Academia de Medicina y Cirugía de Barcelona, concediéndole su medalla de oro. Más adelante escribe varias monografías sobre enfermedades tropicales y otra sobre el sudor. Hasta que su fallecimiento le impide concluir su último proyecto: “Geografía médica de la ciudad de Torrelavega”.
A los 34 años decide casarse. La ceremonia religiosa se celebra el día 12 de febrero de 1885, en la iglesia de Nuestra Señora de la Consolación. La novia Dolores Velo Cabrero (1856-1921) de 28 años era natural de Torrelavega e hija de José Velo nacido en Herrera de Camargo y de Isidra Cabrero que lo había hecho en Santander.[15] Además de Dolores el matrimonio tuvo dos hermanas más. Aurea (1854-1898)[16] y Julia (1857-1906)[17].
Gregorio Martín Blanco, que vivía en la Plaza Mayor y era subdelegado de Sanidad, acede a la alcaldía de la villa en 1894 sucediendo en el cargo a Joaquin Ruiz de Villa y González Campuzano. Ocupará la alcaldía hasta que en 1897 le releva su predecesor, Joaquin Ruiz de Villa, que regresará a la alcaldía ya no de la villa sino de la ciudad de Torrelavega. Este hecho será el de mayor relevancia durante todo el mandato del doctor Gregorio Martín Blanco. Su íntima amistad[18] con su compañero de profesión y Senador del Reino por esta circunscripción Dr. Martínez Pacheco contribuyó de una manera decisiva a que el 29 de enero de 1895 se le concediera a la villa el Título de Ciudad. El día 1 de febrero de este año se publica en la Gaceta de Madrid el Real decreto:
Queriendo dar una prueba de mi real aprecio a la villa de Torrelavega, provincia de Santander, por el aumento de su población y progreso de su industria. En nombre de mi augusto hijo, el Rey Alfonso XIII, y como Reina Regente del Reino, vengo a conceder a la expresada villa el título de ciudad. Dado en Palacio, a 29 de febrero de 1895. María Cristina. El ministro de Gobernación, Trinitario Ruiz y Capdepón.
El admirado historiador Pablo del Río Gatoó nos describe a la perfección lo que ocurrió en estos días: Con la apatía peculiar de estas latitudes se recibió la noticia por los habitantes del municipio, sin más comentarios que los de turno, que tenían lugar en los mentideros del Circulo de Recreo, alojado desde 1861 en una de las edificaciones de la Plaza Mayor, y en los del Café Velarde, ubicado en la fuente de Cuatro Caños punto convergente de las diligencias. Los talleres artesanos y las tiendas abrieron sus puertas a su hora habitual; las caballerías y carros para la labranza dejaron las mismas huellas en los caminos hacia las cercanas mieses, y el grupo obrero madrugó como de costumbre para atender sus puestos de trabajo en las minas de Rocín.[19]
Sus conocimientos y desvelos por la higiene  de sus vecinos y la salubridad de su pueblo hicieron posible que en su gestión al frente de la alcaldía destacaran sobre todas las obras de saneamientos. Socialmente participó en muchos proyectos cívicos y solidarios. Formó parte de la comisión de obras que presidió Ceferino Calderón Díaz en calidad de secretario para la construcción de la nueva iglesia de Nuestra Señora de la Asunción en 1891. También sobresalió por ser un gran bibliófilo, contaba con una magnifica biblioteca particular con valiosas ediciones, y además como escritor de temas de su profesión. Este excelente médico, gran alcalde y benefactor cuenta en su recuerdo con una calle en el callejero oficial.[20]
Gregorio Martín Blanco también hizo incursión en el mundo de los negocios. Fue empresario de diligencias.  En 1893 viviendo en la Plaza Mayor se da de alta en la contribución industrial de Torrelavega como "empresario de diligencias con 6 caballerías con un recorrido de 45 kilómetros",[21]  por lo cual pagaba 330 pesetas anuales. Tuvo este servicio hasta 1905, año en que falleció
Con 48 años y sin descendencia acude, el día 30 de abril de 1899, al despacho del notario Cándido Gómez Oreña en Santillana del Mar, para formalizar su testamento.[22] Habían pasado solo 5 meses desde el fallecimiento de su madre[23]. Y además ya había fallecido su hermano Mauro.[24] Por lo tanto Gregorio Martín Blanco  será “el heredero único de sus padres”.[25] El patrimonio que le correspondió al fallecer su madre, ya lo había hecho su padre, ascendió a la cantidad de 86.349,50 pesetas de las de 1899, es decir una importante suma.
             A los 52 años de edad fallece de cáncer de recto Gregorio Martin Blanco en Torrelavega el día el día 11 de noviembre de 1905. Sus restos reposan en el cementerio de Geloria en la Llama de Torrelavega.[26] Años después, el día 17 de marzo de 1921 fallecerá su mujer, la diabetes que padecía la llevará al campo santo de Geloria.[27]
Años antes de su fallecimiento, Dolores Velo había acudido al notario de Torrelavega Celso Romero[28] para redactar su testamento. Aquí está la clave de la construcción del colegio de la Paz de los Sagrados Corazones donde numerosísimos varones de la ciudad cursan sus estudios de bachiller.





Dolores Velo Cabrero (1856-1921), viuda de Gregorio Martín Blanco, influyó poderosamente, junto al párroco Ceferino Calderón y Teodoro Andrés coadjutor y catedrático de la Universidad de Salamanca, en la construcción del colegio para niños de los SS.CC. Ya estaba establecida, desde finales del siglo XIX, la congregación del Sacrès Coeurs para la enseñanza y educación de las niñas. Hasta entonces los varones de Torrelavega que podían estudiar lo hacían más lejos en el colegio de Villacarriedo regido por los Escolapios. De 1746 a 1900 fueron más de un centenar.[29]
Gracias a las gestiones del padre Wilfredo Müller y a la aportación de Dolores Velo que ascendió a 180.000 pesetas, se pudo construir el colegio que más adelante se conocerá como “el colegio de los padres”. No hay que olvidar que el Obispo de la diócesis de Santander era proclive a que se instalara el colegio en la capital de la provincia.[30]
En la finca donde se construye el "colegio de los padres" estaba ubicada la Casa de la Pizarra denominada así por el material del tejado. Fue construida sobre 1875 por el abogado Manuel Crespo Quintana. En este edificio tuvo la empresa Solvay en los inicios sus oficinas. Se firma la compra de la Casa de la Pizarra el día 20 de agosto de 1921. Redactados los planos y construido el colegio de los Sagrados Corazones su inauguración se llevará  a cabo el día 2 de mayo de 1924. Hacía tres años que había fallecido su máxima benefactora, Dolores Velo Cabrero.[31]





[1] Archivo Histórico Nacional. Ultramar, 5229, exp.14_017. Certificado de bautismo.
[2] Libro Bautismo Bautizados Torrelavega (1835-1890), libro 8, folio 58vto., imagen 280.
[3] Libro Defunciones Torrelavega, (1776-1898), libro 10, folio 123vto, imagen 1473.
[4] Algunos historiadores hablan de la Facultad de Valladolid sin asignar cita. 
[5] Lo certifica el notario de la villa de Torrelavega Nemesio Fernández Obregón. Archivo Histórico     Nacional. Ultramar 5229, Exp. 14­­-0169.
[6] Archivo Histórico Nacional. Ultramar Filipinas, Gobierno, Legajo 5229, nº 14.
[7] Lo expide el día 9 de febrero de 1874.
[8] El nombramiento oficial será del día 5 mayo 1874.
[9] Certifica el capitán del Puerto de Cádiz. Archivo Histórico Nacional, Ultramar Filipinas, Legajo 5229.
Este vapor pertenecía a la empresa Olano, Larrinaga & Company, fundada en 1862 por Jose Antonio de Olano, Ramón de Larrinaga y el capitán Longa. Aunque la sede de la compañía era Liverpool, lugar de residencia de los tres socios, todos sus barcos estarían matriculados en Bilbao  hasta 1898, cuando la guerra hispano-americana aconsejó el cambio de bandera. Desde el primer momento la entidad se lanzó al comercio transoceánico, uniendo Liverpool con América mediante barcos de vela. Al l abrirse el canal de Suez en 1869 Ramón de Larrinaga propuso establecer una línea de vapores entre Europa y Extremo Oriente a través del canal.
[10] Las discrasias sanguíneas son las enfermedades basadas en alteraciones de la composición química de la sangre que provocan alteraciones en su funcionamiento esencial como la coagulación dando lugar a anemias. Esto es muy común en enfermedades tropicales.
[11] Lo solicita el 26 de julio de 1883.
[12] Fechada el 10 de julio de 1883.
[13] Se le concede el 8 de marzo de 1884.
[14] Universidad Central Facultad de Farmacia. Archivo Histórico Nacional, Universidades 1101, Exp. 55.
[15]  Libro Casados Torrelavega (1835-1891),   libro 6,  folio 225-225vto, imagen   365.
[16] Libro Difuntos Torrelavega (1898-1908),  libro 11, folio 14 vto. y  15.
[17] Libro Difuntos Torrelavega (1898-1908),  libro 11, folio 202.
[18] Pablo del Río Gatoó, Torrelavega en su historia, página 62.
[19] Bellísimo párrafo que reproduzco completo y que escribió el historiador Pablo del Río Gatoó en su libro Torrelavega en su historia, pág. 62.
[20] José Ramón Saiz Fernández, Semblanzas Torrelaveguenses, siglo XIX, pág. 122.
[21] Matrículas y Padrones de la contribución Industrial y comercial, 1835/1914, Archivo Municipal Torrelavega, legajo H 426; 1.
[22] Archivo Histórico Provincial de Cantabria. Protocolos Notariales, 7.281, nº 73.
[23] Fallece el día 5 de noviembre de 1898. P.N. 7.281.
[24] Falleció el día 19 de septiembre de 1893. P.N. 7.281.
[25] Su padre Alejo Martín Aparicio había testado el día 7 de marzo de 1877 ante el notario Nemesio Fernández Obregón.
[26] Libro nº 11. Defunciones Torrelavega (1898-1908), folio 185.
[27] Libro Difuntos Torrelavega (1916-1923), libro 13, folio 77.
[28] Celso Romero ocupa la plaza en Torrelavega desde 1915 hasta el 1918. Es nombrado el 27 de septiembre de 1915 por una Real Orden publicada en la Gaceta de Madrid. Cesó  el 8 de abril de 1918 al ser excluido de este puesto por defecto de forma en su nombramiento. Ver la Gaceta de Madrid número 98 del día 8 de abril de 1918.
[29] Ortiz Sal, José. La historia de un influyente colegio. Diario Montañés del 20 julio 2014.
[31] Para más informador ver http://www.torrelavegantigua.com/2012/03/el-colegio-de-los-sagrados-corazones.html