José de Argumosa y Argumosa. Archivo Rucabado
José de Argumosa y Argumosa[1] (1879-1945) nació en La
Habana[2], Cuba[3], en 1879. Fue uno de los
siete hijos del matrimonio formado por José
Ramón de Argumosa Gutiérrez (1854-1899) y Julia de Argumosa Bezanilla (1854-1890).
Su padre, que había nacido en
Consolación del Sur, en la Isla de Cuba, fue médico y alcalde de la villa de
Torrelavega entre 1883 y 1885, sucediendo en el cargo a Joaquín
Fernández-Vallejo y Fernández-Castanedo (1842-1894). En Consolación del Sur,
perteneciente a la provincia de Pinar del Rio, nació su hija mayor: Julia[4]. Sus
otros cinco hijos nacerán en Torrelavega: Roberto[5]
(1885-1915), Germán[6]
(1886-1919), Diego, María Luisa[7]
y Miguel Ángel[8]
(1887-1940).
José de Argumosa
estudió la carrera de Medicina en Madrid y se doctoró en 1910, versando su
tesis doctoral sobre “Asociaciones del sarampión y la escarlatina”. Se
especializó en Pediatría en París. Más adelante, ya vuelto a Torrelavega, abrirá
su consulta privada en
la calle Joaquín Hoyos, en el mismo edificio que albergaba la Farmacia Argumosa,
propiedad de su hermano Miguel Ángel. José de Argumosa fue también el primer
médico contratado por la entonces recién instalada empresa Solvay, en 1904. En estos primeros años, los trabajos que realizó tenían que ver
fundamentalmente con los accidentes laborales que se producían en la
construcción de la fábrica. Por este motivo y para atender a los accidentados,
se construyó el Hospital de la Solvay. Allí desarrolló una gran labor hasta su
inesperado fallecimiento, que se produjo en el mismo recinto fabril.
José de Argumosa y Argumosa y su primera mujer Julia LLorente Torroba
En uno de sus viajes a Cuba -no olvidemos que era
cubano de nacimiento- José de Argumosa y Argumosa conoció a la que sería su primera mujer, la argentina Julia
Llorente Torroba[9].
El novio había
heredado de su padre un paraje maravilloso denominado El Cierro, vigilado por
el emblemático monte Dobra y fue en este lugar, localizado en Sierrapando, donde
el matrimonio decidió vivir. Por ello, encargaron, en 1915, al arquitecto
Leonardo de Rucabado el proyecto de su casa. Un año y medio más tarde, este magnífico palacete de estilo
montañés estaba terminado. Desgraciadamente, poco tiempo lo pudo disfrutar la
joven pareja. Solo dos años después, con tan solo 39 de edad, Julia Llorente fallece, concretamente el 8 de
octubre de 1918. A los dos días del óbito es enterrada en el cementerio de
Geloria, donde reposan sus restos. No tuvieron descendencia.
El palacete de El Cierro
En 1925, cuando José de Argumosa contaba 46
años, conoció a la que fue su segunda mujer, Elisa Bustamante de la Huerta
(n.1896), “en un viaje a Vitoria en su automóvil, conducido por su chofer
Melitón”[10].
Era una mujer culta, aficionada a la pintura y al cultivo de flores y plantas. Esta
última y la equitación serán a partir de ahora actividades compartidas por el
matrimonio. La segunda mujer de José de Argumosa, mucho más longeva que la
primera, falleció en Torrelavega con 99 años[11]. Tampoco
hubo hijos en este segundo matrimonio.
José de Argumosa vivió con
deleite en su muy querido palacete de la finca "El Cierro", frente al
monte Dobra. Allí recibió, entre otras personalidades de la época, a Alfonso XIII y al médico y humanista Gregorio Marañón.
Interior del palacete donde podemos apreciar una piel de oso en la escalera
Miguel
Ángel de Argumosa y Valdés nos dejó en Piedralaves, revista literaria
fundada por este poeta, un recuerdo del hogar de su tío José[12]:
“El Cierro era la finca que tenía mi
tío en los alrededores de la ciudad. Allí había reunido en torno a su hermoso
palacio, multitud de animales y plantas para su recreo. Aparte de otros
animales comunes, como caballos y perros, mi tío tenía, convenientemente
acondicionados, ciervos, gamos, faisanes dorados, gallinas de Guinea, y otras
especies raras que no recuerdo.
En una gran pajarera de alambre,
situada en la parte superior de la finca, ocupando un lugar sombreado por
mimosas y acacias, entre violetas y guisantes de olor, había instalado una
curiosa fauna de aves que iba desde el jilguero del país hasta cierta especie
de tórtola exótica. Allí revoloteaban canarios blancos como la nieve, –que él
seleccionaba cuidadosamente para evitar ninguna mancha-, cacatúas, guacamayos,
etc. Hasta creo que, extrañando algo el lugar, se veía, incluso, alguna
ardilla…
Para llegar al Cierro había que tomar
una calleja a la izquierda de la carretera. En seguida surgía, ya en pleno
campo, un puentecillo de madera,
cubierto de tierra y graba, que sombreaban algunos chopos. Bajo el
puente pasaba un pintoresco arroyo, y al lugar le llamaban Tronquerias. Muchas
tardes merendábamos allí, en compañía de la muchacha y nos entreteníamos en
pescar ranas o a coger grillos en los prados próximos. Como no teníamos donde
traer las ranas, si era día de cielo nublado, las metíamos en el paraguas, y
después en casa las tiraban al jardín desde el balcón…
Una de las cosas que más nos atraía de
El Cierro era el estanque, rodeado de gigantescos árboles, y situado en medio
de una hermosa y gran pradera. Muchas veces, durante mi adolescencia,
acompañaba a mi tío en sus paseos por El Cierro. Examinábamos los injertos que
había hecho durante el otoño, y él me describía las diferentes especies de
flora que nos rodeaba. En torno a nosotros crecían por doquier tuyas doradas,
adelfas, sauces llorones filodendros, cedros del Líbano, camelias, aligustres,
laureles, cipreses, mimosas, magnolios, limoneros, espinos floridos, tilos,
cerezos silvestres, álamos, castaños de Indias… y multitud de flores y frutos
de todas las clases. Frente a la casa, solitario, el rey de estos árboles; el hermoso
piñonero que el huracán arrancó de cuajo”.
Planos del palacete de Argumosa. Fondo Rucabado. Archivo Cocan
Como
hemos comentado anteriormente, José de Argumosa se decidió por el arquitecto Leonardo
de Rucabado y Gómez para la construcción de su casa de El Cierro. Durante el
tiempo que duró dicha construcción, ambos mantuvieron una intensa correspondencia, que
está custodiada en el archivo de Rucabado. Los planos fueron proyectados en
1915 por este arquitecto, nacido en Castro Urdiales y con despacho en Bilbao.
El presupuesto de la obra ascendió a 74.799 pesetas, con un tiempo de ejecución
de once meses. Fue firmado por los hermanos torrelaveguenses Luis y Carlos Pondal y en los documentos
podemos leer: "construcción del Palacio de José de Argumosa", que así
era como lo llamaban. Durante la guerra incivil española, el edificio fue
incautado, si bien su propietario pudo recuperarlo, sin apenas daños, al
terminar la contienda.
Palacete de estilo montañés construido por el arquitecto Rucabado en la finca El Cierro
Años después del fallecimiento de José de Argumosa, su mujer
no puede hacerse cargo del cuidado y mantenimiento de una propiedad que era a
todas luces muy costosa. Por ello decide ponerla a la venta, excepto un pequeño
trozo que hereda su sobrino, el también médico Emilio Sola Argumosa. La finca fue
adquirida por la Marquesa de Torneros, quien la cedió después a la congregación
de madres Carmelitas, con el objeto de construir un convento, “siempre con la
condición de que no derribasen el palacete de José de Argumosa”. Condición que no se cumplió.
María Luisa de Argumosa y Argumosa hermana de José
En 1954, el por entonces alcalde de Torrelavega, Rafael
Gutiérrez Velarde[13], pensó que la inclusión del
palacete en la Relación de Monumentos a Conservar evitaría su destrucción. Se
equivocó totalmente; no fue ni conservado ni mantenido, sino todo lo contrario.
Las monjas alegaron que era muy elevado el desembolso que tenían que hacer para
su conservación, dejando que amenazara
ruina. Tampoco las instituciones de la época decidieron conservarlo y una vez
más se privó a la ciudad de un edificio que debió haberse conservado. En su
lugar se construyó, en 1961, el Real Monasterio de los Santos Reyes San Luis y
San Fernando o, como popularmente se le conoce, el Convento de las Carmelitas.
Los que conocieron a José de Argumosa le definen como una persona altiva y de fuerte carácter, hasta el punto de que, cuando
falleció, una autoridad de Torrelavega dijo que "había muerto el último
señor de horca y cuchillo". Era implacable con los seres humanos, en
cambio compasivo con los animales y las plantas. Era un jinete magnífico y cuidaba
con esmero las especies animales que criaba en su finca, lo que sin embargo no
impedía su gran afición a la práctica de la caza mayor. La piel de un oso cobrado por
el doctor adornaba un muro en el primer rellano de la escalera de la casa de
"El Cierro".
Roberto de Argumosa y Argumosa (1885-1915)
En la memoria de su sobrino
Germán, hijo del farmacéutico Miguel Ángel de Argumosa y Argumosa y hermano del
poeta citado, quedaron grabadas para siempre las últimas palabras que escuchó de
nuestro médico: "¡Qué bien me ha tratado la vida!" José de Argumosa y
Argumosa falleció[14] el 25
de junio de 1945, a los 66 años, a consecuencia de una embolia cerebral,[15] mientras
trabajaba en las oficinas generales de la empresa Solvay. Sus restos reposan en la cripta de la iglesia de
la Virgen Grande, en la Plaza del Grano de esta ciudad.
Enterramiento en la cripta de la iglesia de la Virgen Grande de José de Argumosa y Argumosa
IMÁGENES PARA RECORDAR
Recordatorio del fallecimiento de Julia LLorente
Planos del palacete de Argumosa. Sección. Fondo Rucabado. Archivo Coacan
Planos del palacete de Argumosa. Planta del sótano y cimientos. Fondo Rucabado. Archivo Coacan
Planos del palacete de Argumosa. Detalle de balcones, antepecho y rejas. Fondo Rucabado. Archivo Coacan
Planos del palacete de Argumosa. Planta segunda. Fondo Rucabado. Archivo Coacan
Presupuesto casa José de Argumosa y Argumosa. Fondo Rucabado. Archivo Coacan
[1] Para información
sobre su linaje, remito al lector al
capítulo dedicado a su hermano Miguel Ángel en este mismo blog:
http://www.torrelavegantigua.com/2016/02/ostenemos-que-remontar-hasta-1753-para.html
[2] Como así
consta en su partida de defunción.
[3] Y no en
Torrelavega en 1884, como afirma erróneamente
José L. Ruiz Perales en el libro Cien
años del Servicio Médico Solvay, Barreda-Torrelavega, 2004.
[4]
Nacida en Cuba y fallecida el 19 abril 1941. Fue una lectora voraz. Casada con
Manuel María de León y Muniesa, fallecido el 2 de enero de 1968. Ambos
reposan en el panteón de Argumosa en Geloria, como también su hija, Mª Luisa de
León y Argumosa.
[5]
Nacido en Torrelavega el 6 de septiembre de 1885. A los cuatro días bautizado en la iglesia de la Consolación. Libro 13 Bautizados
Torrelavega (1835-1890), folio 216. Médico y buen pintor, contrajo matrimonio
con María de la Encarnación Valdés Pariente, la cual, tras enviudar, ingresó en
la orden religiosa de las Salesas Reales. Roberto de Argumosa y Argumosa falleció
a los 29 años, el 14 de enero de 1915. Libro 12
Difuntos Torrelavega folio 220 vto. Tenemos aquí el caso de dos hermanos
casados con dos hermanas, ya que la esposa de Miguel Ángel de Argumosa y
Argumosa fue Juana Valdés Pariente.
[7]
Nacida en Torrelavega el 1 mayo 1884.
Fue bautizada en la iglesia de la Consolación a los cinco días. Libro 12
Bautizados Torrelavega (1835-1890), folio 147 vto.
[8] Ver blog
http://www.torrelavegantigua.com/2016/02/ostenemos-que-remontar-hasta-1753-para.html
[10] Bolado,
Nieves: "De cierro a cenobio".
Diario Montañés, 19 de agosto de
2007.
[12]
Nº 8, p. 21, 1958. Miguel Ángel de Argumosa Valdés (1923-1966) nació en Torrelavega el día
siete de noviembre de 1923. Estudió el Bachillerato en el Colegio de Nuestra
Señora del Pilar de Madrid, como su hermano Germán. No cursó estudios
universitarios. Autor de varias publicaciones poéticas e historiador de la
poesía, especialmente la montañesa, fundó las revistas literarias Alma, Yedra y
Piedralaves, así como la colección de libros "Conde Arnaldos". Se casó con María del Carmen Martínez del
Peral y Fortón. Falleció en Madrid, sin descendencia. Enterrado en el panteón
de Geloria.
[13] Alcalde
de Torrelavega en 1953. Le precedió Manuel Barquín Agüero y le sucedió Fernando
Ortueta Quintanal.
[14] Libro
16 Difuntos Torrelavega, folio 116 vto.