lunes, 12 de agosto de 2013

Pedro Matias Gómez Sánchez (1868-1957), comerciante y banquero



Pedro Matías Gómez Sánchez (1868-1957) nace en el pueblo de Cos, Cabuérniga, el 19 de noviembre de 1868. Al día siguiente es bautizado en la parroquia de Santiago. Fueron sus padres Indalecio Gómez y Natalia Sánchez. Abuelos paternos Andrés Gómez e Isabel García de Ceballos y maternos José Sánchez Bustamante y Antonia de los Ríos. Se casa con Filomena Collado Lavín, oriunda de Trasmiera en la antigua provincia de Santander. Del matrimonio nacerán siete hijos, seis mujeres, Luisa, Aurora, Rosa, Victoria, Encarnación y Filomena y un varón, José.
            Desde muy joven Pedro Matías Gómez Sánchez comienza a trabajar en Requejada, en la fonda de Manuel Laguillo. No cobraba nada, trabajaba a cambio de la comida. Después de unos años se traslada a la capital de la provincia, donde trabaja  en una taberna por cien pesetas al año. Regresa a Torrelavega, para trabajar en la casa de comidas y tienda de comestibles “El Recreo”, que regenta su tío Pedro, primero en la calle Ancha y más tarde en la esquina de las calles Ruiz Tagle y José María de Pereda. Más adelante completa su aprendizaje en el comercio “Casa Esles”, en la plaza Baldomero Iglesias de Torrelavega.
            Trabaja de repartidor llevando verduras y carbón por las casas y acaba casándose con la sobrina de la dueña, Filomena Collado; más adelante llegará a regentar el negocio. Pasan los años y traslada su establecimiento a su ubicación más emblemática entre las calles Serafín Escalante y Ruiz Tagle, en la esquina, donde se instala una de las principales tiendas de comestibles y coloniales del floreciente comercio de Torrelaveguense en sus años más prósperos, el primer tercio del siglo XX. En este edificio, que daba a las dos calles y tenía forma de proa de barco vivió, encima de la tienda, concretamente en el número tres de la calle Serafín Escalante. Anteriormente en este mismo local estaba instalado “el sillero y guarnicionero” Salvador Alonso sucesor de Manuel Rodrigo.
            A Pedro M. Gómez Sánchez se le conocía por dos apelativos: “Perico el Guapo” y “Perico el Calvo”, debido a que a muy temprana edad perdió parte del pelo de su cabeza. Este último “mote” fue el que más trascendencia tuvo. Vestía con traje negro y botas, este comerciante hecho a sí mismo, con  inteligencia natural, serio aunque con golpes de humor, buena persona, sin enemigos, de escasa formación, que incluso tuvo que aprender a leer él mismo y que construyó su negocio a base de fe, trabajo, disciplina y tesón. Persona de autoridad, querido por sus empleados a los que, si podía, ayudaba, al igual que a sus familias, a completar su bienestar.  No era una persona muy aficionada al ocio. Le gustaban los bolos y solía acudir, en días festivos, claro está, a las partidas de este deporte vernáculo que celebraba la Peña Bolística de Torrelavega. No le gustaba alternar y el beber le sentaba mal; pero, desgraciadamente para él, tenía que comprobar muy a menudo la calidad y el sabor de los vinos que él vendía. Para ello, los metía en la boca, los paladeaba, los pasaba de un lado a otro de los carrillos, giraba la cabeza y los escupía.

            En aquellos años veinte y treinta del siglo XX, Torrelavega era una ciudad cuyas ferias ganaderas y mercados crearon un comercio cada vez más próspero y floreciente. Destacaban las tiendas de ultramarinos,  los establecimientos donde vendían aceites de calidad, vinos blancos y rojos de primeras marcas, coloniales finos y donde la charcutería ocupaba un lugar privilegiado. Entre ellas, llamadas también de coloniales, destacaban la tienda de Jaime Fernández Diestro, los Azcárates, propiedad de Herminio Azcárate Campo, y el establecimiento de Pedro Matias Gómez Sánchez. De los tres, los dos últimos son comerciantes y banqueros. Eran consejeros fundadores del Banco de Torrelavega.


En su tienda vendía grandes marcas: el famoso coñac Terry, aceites andaluces de primera calidad, ultramarinos finos, bacalao y vinos de La Nava y de Jerez. Todo de primeras marcas. Además, lo completaba con una destacada charcutería. “Subía” piaras enteras de cerdos de Extremadura, que alojaba en la finca que poseía en la Montaña, donde también ordeñaba excelentes vacas holandesas, blancas y negras, que preparaba para vender en la feria como animal de ordeño.
            Pedro M. Gómez Sánchez participó en diversas instituciones locales. Fue concejal del Ayuntamiento de Torrelavega, formó parte de la Junta Directiva de la Sociedad Gimnástica, todavía no Real, en 1921, fue consejero fundador del Banco de Torrelavega y designado presidente de la gestora de la Cámara de Comercio.
             Entró a formar parte de la Cámara de Comercio e Industria de Torrelavega, en su Junta Directiva, en 1934. Durante la guerra fratricida es nombrado presidente de la gestora creada después de haber destituido a Santiago Sañudo Solórzano. El día 3 de septiembre de 1937 “en cumplimiento de lo ordenado por la alcaldía, Julián Urbina Carrera, y el comandante militar de esta ciudad, destituyen a Santiago Sañudo Solórzano, como presidente efectivo de la Cámara, entregando y cediendo su cargo al gestor Pedro M. Gómez Sánchez”. Seis meses después las aguas vuelven a sus cauces. El día 12 de abril de 1938 el Comandante Militar de la ciudad, Bermúdez de Castro, comunica la desaparición de la comisión gestora administrativa tomando nuevamente posesión como presidente de la Cámara de Comercio Santiago Sañudo Solórzano. Después de este hecho, Pedro Matías Gómez abandona el comité ejecutivo de la Cámara.
            Pedro Matías Gómez Sánchez participó en las reuniones preliminares que se celebraron en los primeros meses del año 1920 para la creación de la “sociedad de crédito llamada Banco de Torrelavega”. Junto a Santiago Sañudo Solórzano son los dos únicos miembro del Consejo de Administración del Banco que lo fueron desde su fundación, en 1920, hasta su disolución, en 1942. Por lo tanto participa en la constitución del Banco y, también en el último Consejo de Administración donde se aprueba la absorción del Banco de Torrelavega por el Banco de Santander en 1942.
            Pedro Matías Gómez Sánchez fallece en Torrelavega a los 88 años, el día 3 de marzo de 1957. Aproximadamente cinco años más tarde se cierra el negocio de comestibles, coloniales y embutidos de “Perico el Calvo”. Lo clausuran sus hijas, Rosa y Filomena, “Menuca”, que fueron las que llevaron las riendas del negocio familiar en ausencia de su fundador.

Para más información ver la biografía que sobre Antonino Pedro Matias Gómez Sánchez contiene el libro  "El Banco de Torrelavega, 1920/1942" que ha publicado el autor de este blog.