A Pilar Pérez Carrera, heredera
de los tres cuadros, con imágenes religiosas,
pertenecientes a la
Escuela Sevillana,
que compra José Calderón Haro en el siglo XIX.
Josef Santos Calderón Fernández de Haro, que
era así como se llamaba, nació el día 30 de octubre de 1807 en la casa de sus
padres en el barrio de Ramera, hoy Rinconeda, en Polanco. El día primero del
mes siguiente fue bautizado[1] en la
Iglesia Parroquial de San Pedro Advíncula de este lugar, por Juan Francisco Gómez,
cura beneficiado en esta Iglesia. José era hijo de Ramón Calderón y de María
Ana Fernández de Haro y el mayor de cuatro hermanos. Además de nuestro
biografiado sus padres tuvieron tres hijos más[2],
Manuel, Mariana y Prudencia. Era nieto por vía paterna de Josef Calderón y
María de Palacio; y fueron sus abuelos maternos Manuel Fernández de Aro y María
Ana Sánchez, todos vecinos de Polanco.
Pasó toda su niñez y
parte de su adolescencia correteando por el barrio de Ramera y cuando tocaba acudía
a la escuela de Polanco. Con 16 años y siendo un mozalbete todavía vivía con
sus padres[3]
pero al año siguiente emigra a Extremadura, concretamente a Jerez de los
Caballeros en la provincia de Badajoz. Va a trabajar y a aprender un oficio con
un tío suyo.
JEREZ DE LOS CABALLEROS
Fueron
muchos los montañeses que se desplazaron al sur de España buscando otros
entornos y, quién sabe, fortuna. Unos se embarcaban para las Américas. Otros se
quedaban a Andalucía o en Extremadura, y allí formaron extensas familias. Eran
los llamados jándalos. Este fue el caso del matrimonio formado por Fermín
González del Río[4] y Josefa
Cacho Haro[5] que eran
parientes cercanos, tíos de José.
La vida
laboral de Fermín González había comenzado con catorce años en Sevilla. Allí
trabaja durante seis años en el comercio y regresa a su lugar de origen,
Miengo, donde contrae matrimonio[6] con Josefa
Cacho Haro en las navidades de 1827. Bajan los dos hasta Extremadura y fijan su
residencia en Jerez de los Caballeros, donde abren su negocio. No llegan solos,
los acompaña su sobrino José Calderón Haro, nuestro biografiado. En Jerez de
los Caballeros nacerán los cuatro hijos de Fermín y Josefa: Josefa, María
Luisa, Juan José y Fermina. En aquellos años Jerez de los Caballeros era un
municipio que contaba aproximadamente con seis mil habitantes y estaba a tan
solo cuarenta kilómetros de la frontera con Portugal.
Fermín le
enseña a su sobrino todos los misterios y entresijos de una abacería,
enseñanzas que le servirán para cuando más adelante instale él su propio
negocio en la capital hispalense. Pero no solo toma nota de todos los secretos
que esconde esta abacería, sino que le imita, como otros muchos, en el proceder
de su tío para buscar compañera: De la misma manera que Fermín aprende un
oficio en Sevilla, vuelve a la provincia de Santander donde se casa en Miengo
con una montañesa de este mismo lugar, años después su sobrino José Calderón se
forma en Jerez de los Caballeros y vuelve a Polanco para casarse con una moza
de Cortiguera antes de instalar una abacería en Sevilla.
Como hemos dicho, el que más adelante será
alcalde de Polanco, después de “poco más o menos”[7]
seis años en Jerez de los Caballeros a la sombra de sus tíos, vuelve a Polanco
en 1831 y allí permanece hasta 1835, cuando emigra a Sevilla a establecerse por
su cuenta. En Cortiguera conoce al amor de su vida con la que va a vivir hasta
su muerte, Teresa Cacho Herrera, y, tras una temporada de novios, deciden
casarse.[8] La
ceremonia se celebra en la iglesia de San Juan Evangelista el día 29 de abril
de 1833. Les casa el cura Servando Martínez de Lagos, cura beneficiado de esa iglesia.
El novio contaba con 26 años y la novia con 18. No tendrán hijos.
La novia,
María Teresa Cacho Herrera del Río, había nacido[9]
el día 19 de noviembre de 1815 en Cortiguera. A los tres días fue bautizada en
la iglesia parroquial de San Juan Evangelista de este lugar por Francisco Gómez
de la Torre, Presbítero. Era hija de Joaquín Cacho Herrera y de Isabel del Rio.
Y nieta por vía paterna de José Cacho Herrera y de Josefa Sánchez Abandero,
todos de esta vecindad de Cortiguera; y por vía materna[10]
era nieta de Vicente del Rio y de Manuela de la Torre. vecinos que fueron del
lugar de Miengo y de Torrelavega, respectivamente. Después de la ceremonia
nupcial, Teresa Cacho Herrera y José Calderón Haro se trasladan a vivir a
Sevilla. Él ya tenía experiencia de lo que era ser un jándalo, tras su estancia
en Jerez de los Caballeros.
SEVILLA
Poco
sabemos de los primeros años de la estancia de la pareja en Sevilla. Sí hay
constancia de que en el número 13 de la calle Alcalá, próximo al barrio de la
Macarena, abren José y Teresa un establecimiento, “Abacería Calderón”. Esta
calle pasó a llamarse, en los dos últimos años del siglo XIX, calle de la
Divina Pastora. Allí se vendía de todo, era un establecimiento donde se
despachaban fundamentalmente productos de primera necesidad, pero también
productos de ultramar que llegaban periódicamente al puerto sevillano.
Tras esa
primera experiencia en el barrio de la Macarena, en 1955 cambian de barrio, se
van a Triana, concretamente al número 32 de la calle Pureza. Allí instalan su
abacería que la regentan durante diez años de 1855 a 1865, que es cuando dejan
Sevilla y vuelven a Polanco. Atrás dejan treinta años en tierras andaluzas.
Según la “Guía
de comercios de Sevilla y provincia” del año 1865 (anuario que se publicó
durante treinta y dos años) desde ese año y durante tres más perteneció este
negocio a Francisco Lillo Peralta, pasando después a ser propiedad durante diez
años más, es decir de 1868 a 1888, de Juan González Cacho. A partir de 1889
esta abacería pasará a manos de Pedro Fando y Villarrolla.
De
1865 a 1870 a Francisco Lillo
Peralta.
De
1871 a 1874 no aparece en el
Listado Comercios de Sevilla
De
1875 a 1888 a Juan González
Cacho
A
partir de 1889 a Pedro Fando y
Villarrolla.
Como en el
anterior establecimiento, en la nueva Abacería Calderón, se vendía de casi
todo. Aceites, aguardientes, todo tipo de legumbres, bacalao, vinagre,
arenques, quesos, vinos, eran ultramarinos al por menor. Algunos de los
jándalos montañeses de Sevilla vendían leche, leche fresca y de buena calidad.
Tenían fama por ello entre los sevillanos. En una zona aledaña a la abacería,
Teresa y José Calderón tenían en un pequeño caserón tres vacas pasiegas traídas
desde Polanco, que producían una buena leche y magnifica nata que empleaban
para hacer una rica mantequilla para todos sus clientes. Todos los días, a las
seis de la mañana había que ordeñar, al principio ellos solos, hasta que más
adelante tendrán un “criado” que les ayuda[11].
VECINOS DE LA CALLE PUREZA 32
Antes
calle Larga de Santana. Barrio de Triana
El
nombre de esta calle Pureza se puso en 1859 “para perpetuar la memoria de la definición
dogmática del Misterio de la Pureza de la Virgen María”[12].
Antiguamente se llamaba “los Olleros” en referencia a los que tenían el oficio de hacer y vender ollas y otros utensilios de barro. Este
gremio de los olleros tuvo en Triana a partir del siglo XV mucha importancia.
Posteriormente, desde el siglo XVI hasta el año 1859 se denominó,
sucesivamente, calle Ancha de Santana y Larga de Santana.
Desde siglos pasados los jándalos tendían
a situarse en zonas cercanas creando pequeñas comunidades. Ya a mediados del
siglo XVIII los montañeses de Sevilla vivían en Triana, donde hacían
gala de su amor por su terruño y su cohesión como montañeses[13].
Las cadenas migratorias propiciaron la concentración
de los montañeses en determinadas poblaciones (especialmente en Cádiz, Jerez,
Chiclana, El Puerto de Santa María, Sanlúcar de Barrameda, San Fernando y
Puerto Real) y dentro de ellas en determinados barrios. Por ejemplo, en el
siglo XIX, afirma Tornero (1975), los montañeses, con los gallegos,
formaban en el barrio de Triana de Sevilla el grueso de la población
emigrada, empleados en todo tipo de actividades comerciales y artesanales[14].
Como
veremos más adelante, esta casa, situada en el número 32 de la calle Pureza del
barrio de Triana, tuvo mucha relación con varios montañeses que habían llegado
a trabajar a la capital andaluza. Ya en 1846 y hasta 1868, año en que la compra
José Calderón Haro, el inmueble pertenecía a Benito Menocal Caballero, casado
con Justa Cacho Herrera[15], hermana
de la mujer de nuestro biografiado. Pero el
parentesco era doble: el dueño de esta vivienda era cuñado de Bernabé Viaña que
estaba casado con otra hermana de Teresa, Antonia Cacho Herrera, que eran
vecinos de Cortiguera[16]. Todo
quedaba en casa.
Diez
años después de su instalación y tomada la decisión de regresar a La Montaña,
concretamente a Polanco, como ya se ha indicado, en 1865 José y Teresa venden
la abacería a Francisco Lillo Peralta, natural de Sevilla, e hijo de Francisco
Lillo y Gabriela Peralta. El comprador
era comerciante y ya tenía 67 años. Allí vivía con su mujer María de los Ángeles
Rincón y Neri, que era hija de Vicente y Patricia, y natural de Osuna[17].
Tres
años después de su regreso a su tierra natal, en 1868 José Calderón y desde
Polanco compra la casa a Benito Menocal, pariente suyo. Está comprobado, y no
era infrecuente, que algunos montañeses compraban casas en Sevilla cuando ya no
vivían en Andalucía mediante apoderados. Este es el caso de Teresa y José. La
tienen en propiedad varios años, desde 1868 a 1877, que fallecido José Calderón
Haro[18] la vende
Teresa su viuda.
En 1869
vive en el número 32 de la Calle Pureza Juan González Cacho, soltero de 31
años, natural de Jerez de los Caballeros. Dedicado al comercio. Hijo de Fermín
y Josefa naturales y residentes en Santander, los tíos que habían llevado
consigo a nuestro biografiado a Jerez de los Caballeros cuando era adolescente.[19]. Es en
ese mismo año cuando eligen a José Calderón como alcalde de Polanco. Durante diez
años la casa es habitada por diversos inquilinos hasta que en 1877 la compra Antonio
Corona y González[20],
comerciante y vecino de Sevilla.
Cuando
adquiere esta casa este comerciante de Sevilla, José Calderón ya había muerto y Teresa vivía
en la “Casa de la Cadena”, en el barrio de Ramera de Polanco. Teresa ya no
necesitaba para nada la casa que tenía en Sevilla, en el barrio de Triana y la
quiere vender[21]. Para
ello nombra un apoderado para que la represente en Sevilla porque ella no
quería desplazarse a la capital andaluza.
El escogido es un
pariente de ella, dependiente de comercio y que vive en la capital andaluza,
Antonio González Ruiz de 26 años de edad. Le envía Teresa un poder otorgado
ante el notario de Torrelavega, Manuel Martínez-Conde y Díaz, el día 21 de
junio de 1877. La casa la quería comprar Antonio Corona y González,
“comerciante mayor de 30 años y vecino se Sevilla”.
Decía así el poder notarial[22]:
Según dicha escritura de apoderamiento, comparece Dª Teresa Cacho y Herrera del Río, de 60 años de edad, viuda, dedicada a las tareas propias de su sexo, vecina de Polanco, quien manifiesta que habiendo fallecido su esposo D. José Calderón Haro el 19 de agosto de 1876 habiendo otorgado testamento en que le instituye a ella como heredera el 9 de agosto de 1874 ante el mismo notario de Torrelavega, ha decidido proceder a la enajenación de una casa sita en la calle de la Pureza número 34 moderno, antes calle Larga número primero antiguo, en el barrio de Triana de la ciudad de Sevilla, esquina a una callejuela que sale al río, cediéndola a D. Antonio Corona por vía de venta a un precio de 4.250 pesetas a pagar en tres años. Confiere para ello poder a D. Antonio González y Ruiz.
La casa colindaba por
la derecha con la número 35 donde vivía Carlos Pickman, un célebre inglés
afincado en Sevilla y que fue el fundador de la conocida fábrica de loza y
cerámica llamada La Cartuja de Sevilla. A la izquierda estaba la casa
del médico Joaquín Mensaque.
La vivienda[23] tenía una superficie de 240 varas, es decir, un poco más de 200 metros y un precio de venta de 4.250 pesetas libres de toda carga.
José Calderón Haro o
Fernández Haro, como ustedes quieran, fue nombrado alcalde el 1 de enero de
1869. Aunque su nombramiento aparecería publicado en el Boletín Oficial de
la Provincia de Santander[24] siete meses después, el 21 de julio de 1869. Preside
su último pleno municipal el 14 de enero de 1872. El día uno de febrero del
mismo año se nombra un nuevo alcalde, Prudencio Blanco Bezanilla. Por lo tanto,
estará tres años como alcalde de Polanco.
JOSÉ
CALDERÓN HARO
Toma
posesión como alcalde 1
enero 1869
Cesa como
alcalde 1 febrero 1872
Antiguamente Polanco pertenecía a la Abadía de Santillana y estaba
bajo los dominios del Marqués de Santillana formando parte de la “Honor de
Miengo”. Más adelante pasará a formar parte de la Casa de la Vega bajo los
dominios del duque del Infantado, hasta que en 1830 se crea el ayuntamiento de
Polanco. En la época motivo de esta investigación, el pueblo de Polanco era un
ayuntamiento pequeño con una frágil economía, de apenas mil habitantes que se
dedicaban mayoritariamente a labores agrícolas y vivían diseminados en cinco
barrios: Posadillo, Soña, Ramera, La iglesia y Mar[25].
José
Calderón Haro sale elegido concejal del ayuntamiento de Polanco en las elecciones
municipales que se celebraron los días 18, 19 y 20 de diciembre de 1868.
Acompañaron a nuestro flamante concejal, José Ceballos Pereda, José Calderón
Cacho, Saturnino Herrera, Manuel Castañeda Palacio, José Palacio Gómez y
Timoteo de la Riva. Once días después, es decir el último día del año, cesan
los concejales y el alcalde José Montes.
El día primero del año siguiente,
1869, juran el cargo los nuevos concejales y eligen por mayoría relativa como
alcalde de Polanco, con cinco votos, a José Calderón Haro. El resto de la
corporación quedó como sigue: Como Síndico, José Cruz Palacio y como
Interventor, Manuel Castañeda Palacios. Como alcaldes de barrio fueron elegidos
los siguientes vecinos: por el barrio de La Iglesia, Manuel Palacio; por el barrio
de Mar y Soña, Francisco Rodríguez; por el barrio de Ramera, Antonio Palacio
Gómez y por el barrio de Posadillo, José Herrera Pereda. También se acordó ese
mismo día que las sesiones ordinarias se iban a celebrar en el ayuntamiento los
domingos de cada semana a las 2 de la tarde[26]. Más
adelante se nombrará como maestro de instrucción pública a Gerónimo Ceballos
Garrido, vecino de Vioño[27].
En el mes siguiente acudieron al ayuntamiento para tratar del
presupuesto municipal, los mayores contribuyentes del pueblo de Polanco: José
Rodil Pelilla, Juan Antonio de Pereda, Julián de Palacio Ceballos, Manuel
Ceballos, Manuel Laguillo, Aquilino Pereda y Antonio Castañeda[28]. Ya
en el mes de marzo se “nombra para médico a Antonio González, Francisco del
Castillo y Josefa Rodríguez”[29].
Después de esta reunión que tuvo el alcalde y el síndico con los mayores
contribuyentes de Polanco sabrían con qué dinero podrían contar para redactarse
el presupuesto municipal de 1870[30].
Al día siguiente, en otra sesión celebrada el día 5 de abril, se
comenzó a discutir el presupuesto municipal de Polanco para el año 1870-1871.
Los gastos del presupuesto ascendían a 1.438 escudos de vellón y provocaban un
déficit de -185 escudos. No hubo más remedio que aumentar los impuestos. Se
elevó un 10% el impuesto de inmuebles y un 15% el de subsidio; se cobraron por
cada cántara de vino un arbitrio de tres reales, y diez reales por cada cántara
de aguardiente. Con estas modificaciones se consiguió en parte enjuagar el
déficit[31].
También se actuó actualizando las matrículas para la industria y el comercio
para el próximo año económico[32]. Las
matrículas era un instrumento económico del que disponían los ayuntamientos
para el control de los negocios que estaban abiertos al público, y también se
convertían en una forma de recaudar. Para ello “se decreta la inspección de los
establecimientos donde se irá con varas de medir”.
La
iglesia parroquial de Polanco se encontraba en mal estado y el arreglo debía
correr a cargo del consistorio municipal. Fue Timoteo de la Riva el que aportó
6.000 reales de vellón en 1887 para su arreglo. Dos años después el consistorio
le devolvió 4.000 reales que había adelantado[33].
Las lluvias y los vendavales hacían
que el estado de los tejados de las casas fuera muy deficiente. Era mayo cuando
Bernabé Carriles, vecino de Naves, “solicita un terreno municipal para “fundir
teja y cal” en el verano y hasta septiembre, el mes de San Miguel”, hasta el 29
de septiembre”[34].
Polanco se había quedado sin maestros y el alcalde José Calderón Haro solicita
uno al Gobernador Civil[35]. La
vacante será cubierta provisionalmente por Ignacio Moral, uno de los maestros
que optan en propiedad[36].
Hasta que más adelante, “la corporación nombra maestro a Ignacio Moral
Hernández”. Era el maestro saliente Gerónimo Ceballos[37].
En agosto “se solicita a los
alcaldes de barrio para que presenten una lista individual de los ciudadanos
que tengan armas”[38] y en
septiembre “se determina las prestaciones necesarias para arreglar los caminos vecinales
que se encuentran en mal estado”[39].
Estaba claro que la escasez de recursos de este ayuntamiento era palpable, no
obstante “se dio un donativo de diez escudos de vellón para el reclutamiento de
soldados para la isla de Cuba”[40]. Ya
en diciembre, el alcalde José Calderón reclama una actualización del valor de
una de sus casas con un portazgo que tenía arrendado a la Dirección General de
Obras Públicas. Esta casa, en el
amillaramiento que se hizo siendo el encargado su cuñado Fernando de la Riva,
ya finado, estaba “valorada en 900 y más reales de vellón”. Al haber sido
suprimidos los Portazgos, ya no producía beneficio, por lo que debe ser
igualado su valor a las demás casas del pueblo. Convencida la Junta Municipal y
pericial de esta injusticia, acuerdan informar a la Administración que debe
asimilarse a las demás casas, informando que en la actualidad no es susceptible
de más valor que el de diez y ocho reales[41].
En la última sesión
municipal del año, celebrada el 19 de diciembre, se aprueba “que los exámenes
de los niños se celebren el día antes de Nochebuena. También se da cuenta de la
visita que realiza José Calderón Haro en su calidad de alcalde, junto al contribuyente
y vecino de Mar, José Torre, a la Venta de las Anguilas que se hallaba en este
mismo barrio.[42]
Comienza 1870 bajo el mandato de su
alcalde José Calderón Haro, es su segundo año como máximo regidor. En la
primera sesión municipal de este año, celebrada el día 2 de enero, se decide
elegir nuevos alcaldes de barrio. Los elegidos fueron Timoteo Castañeda para el
barrio de Ramera; en Soña será elegido Fernando García Herrera; para el barrio
de La iglesia resultó elegido José Herrera Herrera y, por último, para el de
Posadillo Manuel Herrera Pereda[43].
En las siguientes sesiones
correspondientes a los meses de enero y febrero no fueron muchos los temas tratados,
destacando la contratación de un guarda local que recayó en Ramón García Pereda[44]. También
se trató la solicitud presentada por la Junta de Inspección Pública para que se
habilitase un local para la enseñanza de niñas y la contratación de una maestra
para su formación. En esta ocasión el ayuntamiento no pudo atender la petición
de la Junta, aduciendo su falta de disponibilidad económica para llevar a cabo
este proyecto[45],
aunque más adelante, a final de año, veremos cómo se hará realidad.
En el mes siguiente, marzo, se van a
tratar asuntos que competen a la sanidad del pueblo. En primer lugar, se informa
de los auxilios y asistencia que había prestado Marta Calderón a una pobre de
solemnidad, Manuela de Quevedo, pasando una factura al consistorio que ascendía
a 123 reales[46], y
también se aprobó una petición al médico de la localidad: que presentara “una relación de los niños
nacidos, vacunados y muertos en los años 1867, 68 y 69”.
Como veremos más adelante, las arcas
municipales estaban bajo mínimos y había que buscar nuevos ingresos. Para ello
convocan al ayuntamiento a “tratantes y especuladores en vinos y aguardientes
de Polanco” con el fin de definir los arbitrios, impuestos, que les iban
afectar. Formaban parte de este gremio
Manuel Laguillo, Aquilino de Pereda, Bartolomé de la Riva, Marta Calderón, Saturnino
Fernández, Fernando Fresno y Petra de la Torre. “Acuerdan pagar tres reales por
cada arroba de vino, ocho para la arroba de aguardiente y veinte reales por
cada res vacuna que se mate en los mataderos del distrito y se pongan a la
venta pública”[47].
Llegamos a mitad del año cuando se
va a tratar el tema más importante de un consistorio, su presupuesto municipal.
Para ello, se nombra a los concejales “José Ceballos Pereda y Saturnino Herrera
para que lo confeccionen[48]. Una
semana después en otro Pleno Municipal se aprueba definitivamente el
Presupuesto Municipal 1870/1871 que días después se expone al público[49].
Para conocer cómo era citaremos los capítulos y alguna partida económica. El
primer capítulo se refería a los sueldos de los empleados municipales que
ascendía a 1.102 pesetas anuales. El capítulo dos atiende a los gastos de
oficina, correos y mantenimiento del edificio. El siguiente se refería a los gastos
de veredas y extraordinarios urgentes. El cuarto capítulo del presupuesto hacía
mención a los gastos del maestro y la maestra, que ascendían a 1.165 pesetas.
El capítulo cinco hacía referencia a la beneficencia y el siguiente a los gastos
de la cárcel del partido judicial[50]. El
capítulo séptimo del presupuesto se refiere al sueldo del guarda local con un
importe de 100 pesetas; el octavo y último, a imprevistos. El total del presupuesto
de gastos ascendía a 4.835 pesetas.
En cambio, y era una muy mala
noticia, el presupuesto de ingresos era de tan solo 1.015 pesetas, lo que
arrojaba un déficit presupuestario de -3.820 pesetas. Ya hemos explicado
anteriormente que Polanco era un lugar eminentemente agrícola, con escasas
cosechas y unos vecinos con una economía humilde. Había pocas salidas porque
“no se podía grabar, por ningún concepto, la riquezas agrícola, ganadera e
industrial”. Lo único que se ideó fue canjear bonos, cuyo reparto ya se había
aprobado en diciembre último. La solución va traer cola porque el 11 de julio
recibe el Ayuntamiento una comunicación de la Comisión de Hacienda Provincial:
“De conformidad con el Gobernador, no se aprueban los medios adaptados al
confeccionar los arbitrios sobre la comida y bebida por la Junta Municipal
Administrativa del 30 de junio último”[51].
Seis días después, Lorenzo Candosa
solicita dos carros del terreno común para edificar una casa paralela a la
carretera nacional. La Corporación Municipal acuerda cederle el terreno
solicitado “al norte frente a la Redonda” con una extensión de 19 metros de
frente y 21 fondo[52].
Catorce días después, un grupo de vecinos solicitan dejar sin efecto la cesión
de terreno citada anteriormente. El ayuntamiento desestima tal petición[53].
En pleno verano, el 7 de agosto, se
celebra un Pleno Municipal donde se da cuenta de dos escritos recibidos de la
capital de la provincia, uno del Gobernador y otro de la Diputación Provincial.
Se daban instrucciones para que el Ayuntamiento con un importante déficit
“procurase recursos” y además se solicitaba “una declaración jurada de las
existencias que tienen los tratantes de vino y aguardiente”. Era palpable que
había un importante fraude.
Siete días después se reúnen los
concejales presididos por el alcalde José Calderón para tratar una petición que
había hecho el párroco de la localidad. La Iglesia seguía en mal estado, hasta
el punto de derrumbarse la parte circular de la misma. El cura párroco solicitó
que cada alcalde de barrio aportara para su arreglo “un carro de piedra que en
varios viajes se conduzcan desde la cantera de Mar y las trasladen a la iglesia
y en unión de 12 voluntarios reparar el desperfecto”[54]. A finales de agosto nuevo Pleno Municipal
donde se aprueban que caminos vecinales había que reparar. En el barrio de Mar
se arregló la carretera que comunica con la del pueblo de Bárcena. También, el
camino vecinal denominado “El Arcillero”, en Soña. En el barrio de La Iglesia,
la carretera que parte de la iglesia hasta la carretera general. Se reparó
también el camino que partía del Puente Vallejo en Ramera hasta la carretera
nacional. Por último, en el barrio de Posadillo se aprueba reparar la carretera
que empalma con la del Puente de Vallejo[55].
Ya en
el mes de septiembre se ceden dos carros de tierra, del terreno común, “a Pedro
Gutiérrez para hacerse una casa en la rivera contigua a la carretera nacional
denominada Cajiga Gorda”. Petición que fue concedida. En este mismo pleno se
elige a Asunción Fernández de los Ríos como maestra de las niñas y se aprueba
buscar un local para tal efecto. Para ello, enajenaron 100 carros de tierra del
común en el sitio La Requejada con destino a habilitar una escuela para niñas y
vivienda para la maestra[56].
Otoño va a ser una época con varias
resoluciones de interés para los polanquinos. José María Revuelta y Placido
Madrazo solicitan que se les cedan terreno del común, el primero para alinear y
el segundo para edificar en Requejada[57]. En
este mes un incendio arrasó la casa de Pedro Gutiérrez Castañeda. Por tal
motivo, el ayuntamiento le cede veinte robles del monte común para reedificar
la casa por la desgracia ocurrida[58].
Ya en el último mes del año 1970, el
4 de diciembre, vuelven a reunirse los munícipes presididos por el alcalde José
Calderón para sacar a pública subasta la casa denominada “Venta de la Anguilas”
en 288 pesetas por cuatro años, subasta que quedó desierta. En la siguiente
subasta Francisco Palacio Calderón ofreció “100 pesetas por cada uno de los
cuatro años”, subiendo más tarde hasta 150 pesetas cada año[59]. No
quedó así la cosa: Aquilino Pereda mejoró la oferta anterior en un 5% llegando
hasta 163 pesetas al año. “El buen provecho fue adjudicado a Ignacio Moral
Hernández en la cantidad de 205 pesetas”, aunque Aquilino Pereda impugnó la subasta.
También se subastó otra venta denominada “La Ventilla”, que esta sí fue
adjudicada a Aquilino Pereda en la cantidad de 230 pesetas al año y en cuatro
anualidades[60].
Dos asuntos les ocupan a los
munícipes de Polanco el día de Navidad, que es el día en que se celebra el
último Pleno Municipal del año. El primero se refiere al arreglo del Puente de
Novalina, que lo había derruido una riada. Por indicación del Gobernador el
arreglo debía correr a cargo de los vecinos del barrio de Ramera, aunque “antes
se debía de subastar y adjudicar al mejor postor”. Por último, la Ley Electoral
requería la confección del Censo Electoral. Quedó formada la Junta para tal
efecto por “José Fernández Herrera, Jerónimo Fernández Granda, Domingo
Santamaria, Manuel Palacio Rodil, Prudencio del Castillo, María García,
Robustiano Arce, José de la Riva Pereda, Bonifacio Sánchez y Melitón Núñez”[61].
LISTADO DE ALCALDES DE POLANCO[62]
1860 Fernando
de la Riva
1861 y 1862 Ramón Gómez
1865 y 1866 Antonio de la
Torre
1867 y 1868 José Montes
1869, 1870 y
1871 José Calderón Haro
1872 Prudencio
Blanco Bezanilla
1874 José
Calderón Cacho
1875, 1876,
1877 y 1878 José de la Torre
Comienza el año con el despido del médico del
distrito el día de los Reyes Magos, y había que anunciar la contratación de uno
nuevo por 9.000 reales de vellón. Mientras tanto, los vecinos debían ser
atendidos por el otro facultativo que había, Gavino López Aragón[63].
El mandato de los alcaldes de barrio había
concluido el 31 de diciembre del año anterior y había que nombrar nuevos
alcaldes, quedando elegidos los siguientes: “Javier
Castillo Navamuel en el barrio de la Iglesia;
Francisco Castañeda Cevallos en el de Posadillo; Manuel Rumoroso Quevedo en el Barrio de Mar y
Soña, y José Rebolledo Balbontín en el barrio de Ramera, a quienes se le
comunicará su nombramiento y orden para que concurran el día 24 a los dos de la
tarde a prestar el juramento prevenido”[64].
En el número 173 del Boletín Oficial aparecía
una relación del “movimiento de la población”. El ayuntamiento de Polanco
requirió al cura de la Parroquia para que se personase y tomase cuenta de ello[65]. En
el lugar de Las Anguilas se produjo un contencioso entre dos vecinos teniendo
que intervenir el ayuntamiento comprobando las escrituras de propiedad. “José
Torre Cacho se hallaba cavando en terreno común y Aquilino Pereda lo
consideraba perjudicial”[66].
La siguiente sesión municipal presidida por su
alcalde José Calderón Haro se celebró el 5 de marzo, y en ella se trató en
profundidad “la gran riada ocurrida en los primeros días del mes de enero del
Rio Cabo”. Había destruido totalmente la casa de Juan Castañeda “y es de suma
urgencia instalar el pontón sobre el rio, tal como de antiguo a la fecha ha
venido sirviendo de paso sobre el Rio Cabo”. Había unos tablones de roble para
reparar también el Puente de Nogalina que sirvieron también para este: “El ancho
como cuatro o más pies, ósea la anchura que den los tres tablones, enclavijando
todas las piezas con sus tuercas convenientes y pasantes, aumentando al
contratista por estos trabajos la cantidad de cincuenta reales a la en que se
subastó la primer subasta”. Fue el contratista del arreglo de los dos puentes
Francisco Palacio Calderón[67].
Los prados de los Santuarios estaban todavía
sin arrendar por estar prevista su venta, no obstante, y mientras se producía
esta se decidió pasarlos a subasta siendo adjudicados a José Villa Fuentevilla
en la cantidad de 650 reales vellón[68].
Días después, había que nombrar “Mayordomo de
Fábrica entre una terna formada Manuel Valdés, Eustaquio Pajarejo y José
Palacio Cevallos, cuya terna se pasará al señor cura”[69]. Era
tiempo de confeccionar el próximo presupuesto 1971/1972 y se nombra a los
señores concejales “José Cevallos Pereda y José Cruz Palacio para tal fin”[70]. A
la semana siguiente en un Pleno Municipal se presentó el presupuesto económico,
aunque no se puedo debatir porque no había suficientes concejales presentes. Se
aplazó para el día 23[71]. Este día fue examinado por el Regidor Síndico
y expuesto al público “el presupuesto municipal de este distrito para el año de
1871-1872 que fue aprobado”. El Presupuesto de Gastos ascendió a 4.206,50
pesetas. Siendo su desglose como sigue:
Capitulo primero: Gastos obligatorios del ayuntamiento por sueldo de
los empleados, gastos de oficina, correo, los que causan las quintas. 1.102,50
Capitulo
segundo: Gastos de vereda y extraordinarios 20,00
Capitulo tercero: Instrucción Pública 956,25
Capitulo cuarto: Socorro y conducción de pobres 40,00
Capitulo quinto: Corrección pública. Gastos de
la cárcel 225,00
Capitulo sexto: Montes. Personal del guarda del monte
100,00
Capitulo séptimo: Carga 171,00
Capitulo octavo: Imprevistos 86,90
Por los ingresos de la Diputación 1.140,00
“Discutido uno por uno todos los capítulos y
artículos del presupuesto, le dan su aprobación en todas sus partes ascendente
a la cantidad de cuatro mil doscientas seis pesetas cincuenta céntimos”.
Igualmente se da cuenta del Presupuesto de Ingresos formado por la comisión y
aprobado por el Ayuntamiento, que asciende a 1.015 pesetas, arrojando un
déficit -3.191 pesetas con 50 céntimos”. La Junta Municipal decide para cubrir
el déficit optar por los siguientes ingresos[72]:
Productos
de papel de multas 50,00
Repartimiento
vecinal 1.030,00
75
céntimos de peseta en arroba de vino 1.449,50
Dos
pesetas en arroba de aguardiente 600, 00
Dos
pesetas cincuenta céntimos en res vacuna 62,00
Total,
igual al déficit………. 3.191,50
En la sesión
siguiente del 4 de abril se da cuenta a los tratantes y especuladores sobre
vinos y aguardientes de las cantidades que tiene que satisfacer:” Marta
Calderón 100 pesetas; José García Menocal 264,50 pesetas; José Iglesias 50
pesetas; Polonia Rodríguez 283,29 pesetas; María Palacio Cevallos 190 pesetas;
Manuel Laguillo 508 pesetas; Aquilino Pereda 260 pesetas; y Bartolomé de la
Riva 433, 25 pesetas[73].
Ya en verano se
despide del cargo el apoderado municipal Eduardo Sánchez “recomendando que le
sustituya en el cargo Ángel García, empleado de la Intervención de la
Administración Económica”. También se propuso que, con motivo de la defunción
del depositario, había necesidad de nombrar otro depositario municipal,
recayendo tal nombramiento en Fernando Herrera Menocal[74]. Al
final este “no admite el nombramiento, nombrando como tal a Bartolomé de la
Riva[75].
Al mes siguiente, el alcalde da cuenta de un
escrito de la Comisión Provincial acerca de la “segregación del pueblo de
Ubiarco con el Ayuntamiento de Ongayo y agregarse al de Santillana”. El
ayuntamiento de Polanco informa que “por razón de asistencia de facultativo y botica,
les es conveniente con Santillana, y por los demás medios con Ongayo, no
obstante, la superioridad como siempre, acordara lo que juzgue conveniente”[76].
Había que nombrar vocales de la Junta Censora
de cuentas municipales siendo elegidos Robustiano Arce, Ramón Piñera y José
Herrera Pereda. Y también dos vecinos de cada barrio, “a fin de que estos
reconozcan, examinen y censuren las cuentas”. Fueron nombrados en el barrio de
Mar y Soña, José Torre Cacho; en el barrio de La Iglesia, a Antonio Pereda Diaz
y Prudencio Blanco; en el de Ramera, a Marcelino Herrera y Timoteo Castañeda;
en el de Posadillo, a Fernando Herrera Cacho y Francisco Castañeda Cevallos.
No todos abrazaban la religión católica y por
tal motivo “se acordó pasar en traslado el oficio del señor cura al señor
Gobernador” para saber cómo dar sepultura a diferentes cadáveres que procedan
de la religión no católica”[77].
Había que renovar las Juntas Municipales de
Sanidad según ordenaba la vigente Ley de Sanidad. La propuesta incluía a los
siguientes vecinos: Antonio Palacio Gómez, José Herrera Pereda, Ramón Villegas,
Manuel Herrera Pereda, Fernando García Herrera, Manuel Valdés, Cipriano Ibáñez,
José Fernández Granda y Manuel Pereda García”.
Además del médico Gavino López Aragón y del médico cirujano Daniel del
Rio Ruiz. La propuesta se elevó a la aprobación del Gobernador[78].
El capellán Francisco Perdones era el que
celebraba misa en la iglesia de Polanco en los días de precepto. Adujo que no
podía seguir de la misma manera por el poco sueldo que recibía, y “por lo tanto
suplicaba se le diesen en el actual año y subsiguiente hasta 1.500 reales
vellón. Se aprobó realizar el pago por hogares, nombrando al efecto una junta
compuesta por los señores José Palacio Cavallos, Francisco Torices, Timoteo de
la Riva y Don José Herrera Pereda”. También se acordó nombrar a los alcaldes de
barrio para el año siguiente de 1872. Quedando como sigue: Timoteo Castañeda y
Leoncio Revuelta, en el de Ramera; Manuel Fernández Sañudo y Prudencio Blanco,
en el de La Iglesia; José Herrera Pereda y José Villa Fuentevilla, en el de
Posadillo, y José Torre Cacho y Fernando García Herrera, en el de Mar y Soña[79].
En el último mes del año, “el Gobernador
reclama datos de los concejales electos y fracción política a que correspondan,
acordando se le comunique como adictos o indiferentes”[80]. La
última sesión del año se celebra el día de Nochebuena y allí se presentó “Pedro
Gutiérrez Diego con un oficio de la Diputación Provincial aprobando el acuerdo
que este Ayuntamiento celebró el 6 de agosto pasado cediéndole 25 áreas 43
centiáreas de terreno común contiguo a su casa”. El Ayuntamiento considerando
justa la reclamación que ha hecho otro vecino acuerda y “nombrar comisión para
que haga la tasación a José Cruz Palacio y Ramón Piñera, individuos del
Ayuntamiento y como perito para medición a Antonio Palacio Sañudo, quienes
levantaran diligencia de todo y agregaran a esta acta”.
Diligencia de medición:
“El perito que suscribe Antonio Palacio
Sañudo, evacuando su cometido ha pasado al sitio denominado Cagiga Gorda en
Requejada, y a sus resultas hechose cargo del terreno común contiguo a la casa
de Pedro Gutiérrez Diego de esta vecindad, y enterado de mi cometido hice la
designación del terreno y procedí a la medición de las 25 áreas y 43 centiáreas
en la forma siguiente:
Diligencia de tasación:
Los infrascritos nombrados comisión para tasar
las 25 áreas y 43 centiáreas de terreno común cedidas a Don Pedro Gutiérrez
Diego en el sitio de La Cajiga Gorda, nos hemos hecho minuciosamente del
terreno medido por el perito, cuyo pormenor precede: Considerando que el
terreno asignado se halla situado en una zona a propósito para lujo y ornato,
aunque constituye en su mayor parte tierra vegetal hormiguera, en otras de
superior calidad, lo tasamos en la cantidad de 350 pesetas que habrán de
ingresar en Depositaria Municipal, a la vez que las 50 pesetas valor del área
78 centiáreas que el Ayuntamiento y adjuntos le señalaron en el año pasado. 24
diciembre”[81].Y
así acabó el año.
En el siguiente de 1972 en el mes de enero no
se celebra ninguna sesión municipal. La primera de este año se celebra el día 1
de febrero que es cuando el Pleno Municipal elige al nuevo alcalde y por
consiguiente José Calderón Haro cesa en el cargo.
Acuden a la reunión los nuevos concejales:
José Francisco Castañeda; Robustiano Arce; Prudencio Blanco; José Cevallos Rio;
José Pereda Piñera; José Herrera Pereda; Pedro Gutiérrez; y Antonio Palacio
Gómez. “En la sala consistorial del Ayuntamiento popular de Polanco, a primer
día del mes de febrero de 1872, reunidos los señores concejales del margen,
nombrados en la elección habida en el mes de diciembre próximo pasado, y en
conformidad al artículo 17 del Real Decreto de 20 de mayo próximo pasado, con
concurrencia de los señores concejales del anterior bienio y mediante la
presidencia del Señor José Calderón Haro, Alcalde saliente, se constituyó el
nuevo Ayuntamiento a quien el Señor Presidente recibió juramento de observar y
guardar la Constitución promulgada por las Cortes Constituyentes en 1869, ser
fieles al Rey y desempeñar fielmente su cometido”.
Curiosamente el concejal Robustiano Arce,
expuso que no prestaba el “juramento a la Constitución vigente y reconocer al
Rey, ni desempeñar su cometido”[82].
Constituido el nuevo ayuntamiento, ocupó la presidencia el concejal José
Francisco Castañeda por haber obtenido mayoría de votos. Los concejales
escribieron en una papeleta la persona que designaban para alcalde presidente,
y colocadas las papeletas en la urna, se procedió a la extracción y lectura.
Resultó nombrado alcalde presidente Prudencio Blanco Bezanilla, por haber
obtenido seis votos y Francisco Castañeda Puente uno, no votando el concejal
Robustiano Arce.
Hecha elección de alcalde,
ocupó la presidencia el electo y se procedió al nombramiento de teniente de
alcalde en igual modo y forma que la anterior, resultando electo teniente de
alcalde José Francisco Castañeda Puente con cinco votos, y José Cevallos Rio
con dos, haciendo igual reserva el concejal Robustiano Arce. Acto seguido se
procedió a la elección de Regidor Síndico, y hecho el escrutinio, Don José
Cevallos Rio quedó electo por haber obtenido seis votos, y Don José Herrera
Pereda uno[83]. En
este momento deja de ser alcalde del ayuntamiento de Polanco José Calderón Haro.
FALLECIMIENTOS
Fallece[84] José
Calderón Haro a las 4 de la tarde del día 19 de agosto de 1876 en donde nació,
Polanco. Contaba con 6sesenta y ocho años y fue sepultado al día siguiente en
el camposanto de Cortiguera por cura ecónomo de la iglesia de San Juan
Evangelista del pueblo de Cortiguera, Julián Fernández, porque así lo dejó
escrito en su testamento. Dispuso también en su testamento que “se celebrasen
por su alma las misas de San Gregorio, una misa a San José, una a la Virgen de
las Caldas, otra a los Dolores, dos cantadas, la uno a la Virgen del Carmen y
la otra en la parroquia, y dos oficios cada año de su fallecimiento”. Fueron
testigos de su inhumación Ruperto Regatillo y Manuel Regatillo, de esta
vecindad.
Once años antes de su fallecimiento, José
Calderón viviendo en Polanco en 1865, acude en la villa de Torrelavega, al
despacho del notario Manuel Martínez-Conde para hacer su testamento[85],
testando el día 23 de julio de este mismo año.
Años
después, según aparece en su testamento, su mujer, Teresa Cacho, prepara a
fondo su propio funeral. Como mujer religiosa no se deja nada atrás. Se había
gastado mil pesetas en gastos de testamentaria y más de mil cien para los
funerales. Se pusieron esquelas[86] en muchos lugares y se
preparó una caja de zinc[87] porque, aunque murió en
“la casa de la cadena” de Polanco quiso que la enterraran en Cortiguera, donde
había nacido. Era una mujer muy devota y seguidora de San Francisco de Asís,
hasta tal punto que manda comprar por once pesetas el hábito del santo porque
quiere que la entierren con él puesto.
Teresa
Cacho Herrera y del Rio, viuda de José Calderón, vecina que fue del pueblo del
Polanco, falleció en este mismo lugar el 9 de mayo de 1886, según resulta de la
certificación también unida, expedida por el auxiliar encargado del Negociado
del Registro General de actos de última voluntad, que aparece en la Dirección
General de los Registros Civil, de la propiedad y del Notariado”[88].
Al día
siguiente es trasladada y enterrada[89]
en el cementerio de Cortiguera, según declara y escribe el cura párroco de esta
iglesia. El cura párroco de Cortiguera anota al margen
del libro de defunción lo siguiente: "Hago constar aquí, por lo que pueda
importar, que di sepultura eclesiástica en este cementerio a Teresa Cacho y
Rio, vecina que era de Polanco, el día 10 de mayo del corriente 1886; sin que
tenga otros antecedentes de la finada. Cortiguera, 12 de mayo de 1886”.
Hubo regalos[90] para los asistentes al funeral en la iglesia de Polanco como los asistentes al cementerio de Cortiguera. En cuando a las misas tampoco se quedó atrás. “Tres misas al Espíritu Santo, otras tres a Nuestra Señora de las Caldas, dos a San José, una a los Dolores y 30 misas a San Gregorio. Por su alma y la de su marido mandó celebrar 100 misas más”[91].
[1] Fueron
los padrinos sus abuelos paternos, Josef Calderón y María de Palacio. Libro Bautizados
Polanco (1807-1831), folio 10.
[2]
Ver el Padrón de Polanco de
1824. En este año sus padres Ramón y Mariana, aparecen con cuatro hijos: José
de 16 años; Manuel de 12 años; Mariana de 9 años y Prudencia de 4 años.
[3] Padrón
de Policía de 1824 de Polanco.
[4] Nació en Miengo el 15 de marzo de 1806, y fue bautizado a los cuatro días por el cura Juan Francisco Fuentevilla, siendo sus padrinos Fermín del Diestro e Isabel Cacho. Era hijo de Julián González y Josefa del Rio, naturales de Miengo. Libro Bautizados Miengo (1800-1832), folio 15 vto.
[5] Nació en Miengo el 19 de marzo de 1811, y fue bautizada a los cuatro días por el cura Francisco Pérez, siendo sus padrinos Fernando de Mijares y Antonia Calderón. Era hija de Manuel Cacho y María Aro, naturales y vecinos de Miengo. Libro Bautizados Miengo (1800-1832), folio 24.
[6] Contrajeron matrimonio en Miengo el 22 de diciembre de 1827. Previa certificación del novio al haber residido seis años en Sevilla. Libro Casados Miengo (1755-1832), folio 99.
[7] Como así
consta en el certificado de matrimonio.
[8] Libro
Casados Cortiguera (1764-1860), folio 106 vto.
[9] Libro Bautizados Cortiguera (1798-1861), folio 61. Fueron sus padrinos Joaquín Fernández de Haro, de Cortiguera, y Teresa del Corral, de Miengo.
[10] En la
partida de bautismo aparece en blanco el espacio del nombre de la abuela
materna.
[11] Padrón de Sevilla de 1855.
[13] María Luisa Torre García. Jándalos: emigración montañesa en Andalucía y Utrera como ejemplo del proceso migratorio. Trabajo de Fin de Grado realizado en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Cantabria. Diciembre 2017, p.44.
[14] Miguel Ángel Aramburu-Zabala Higuera y Consuelo Soldevilla Oria. Jándalos. Arte y sociedad entre Cantabria y Andalucía. Ediciones Universidad de Cantabria, 2013. P. 216.
[15] Esto se desprende de la inscripción de bautismo de Luis Benito Menocal Cacho Caballero que tuvo lugar el 12 de octubre de 1842 actuando como padrinos Benito Menocal y su mujer. Libro Bautizados 1830 a 1851, folio 143vto.
[16] Registro de la propiedad de Sevilla, Tomo 270, libro 132, folio 76 vto. y Testamento de Bernabé Viaña. AHPC PN 3306-1, folio 238 a 239 vto.
[17] Censo
General de la Población de Sevilla, enero 1865.
[18] Archivo Histórico Provincial de Sevilla. Otorgada en Sevilla, 13 julio 1877, Notario Francisco Sánchez Nieve.
[19] Censo
General de la Población de Sevilla, abril 1869.
[20] Inscrita
en el Registro de la propiedad de Sevilla, Tomo 270, libro 132, folio 76 vto.
[21] Escritura de venta de casa y obligación hipotecaria otorgada en Sevilla el 13 de julio de 1877 ante el notario Francisco Sánchez de Nieva.
[22] Archivo Histórico Provincial de Sevilla, Sección Protocolos Notariales. Oficio 12, Signatura 7730, folios 1088 a 1101vto.
[23] Inscrito en el Registro de la Propiedad el 6 de junio de 1868, tomo 270, libro 132 de Sevilla, folio 74,finca 1258.
[24 ] Ver
Boletín Oficial de la Provincia de Santander de este día.
[25] Más adelante se constituye Requejada con parte de Ramera y Mar. En 1954 en Pleno Municipal de Polanco decide cambiar el nombre de Ramera por el de Rinconeda y en 1973 se adhiere a Polanco Rumoroso que se segrega del ayuntamiento de Piélagos.
[26] Archivo
Municipal Polanco, sesión del 1 enero de 1869.
[27] Archivo
Municipal Polanco, sesión del 10 enero 1869.
[29]
Suponemos que serán los sanitarios, no solo médicos. Acta correspondiente al 7
marzo 1869.
[30] Se
presenta en la sesión del 4 abril 1869 y en la sesión del día siguiente se
discute y se aprueba.
[31] Archivo
Municipal Polanco, sesión municipal del 18 abril 1869.
[32] Archivo
Municipal Polanco, sesión municipal del 8 mayo 1869.
[33] Archivo
Municipal Polanco, sesión del 23 mayo 1869.
[34] Archivo
Municipal Polanco, sesión del 30 mayo 1869.
[35] Archivo
Municipal Polanco, sesión del 5 julio 1869.
[36] Archivo
Municipal Polanco, sesión del 15 agosto 1869.
[37] Archivo
Municipal Polanco, sesión del 5 septiembre 1869.
[38] Archivo
Municipal Polanco, sesión del 1 agosto 1869.
[39] Archivo
Municipal Polanco, sesión del 5 septiembre 1869.
[40] Archivo
Municipal Polanco, sesión del 17 octubre 1869.
[41] Archivo
Municipal Polanco, sesión del 5 diciembre 1869.
[42] Archivo
Municipal Polanco, sesión del 19 diciembre 1869.
[43] Archivo
Municipal Polanco, sesión del 2 de enero de 1870.
[44] Archivo
Municipal Polanco, sesión del30 de enero de 1870.
[45] Archivo
Municipal Polanco, sesión del 10 de febrero de 1870.
[50] Se
refiere a la cárcel de Torrelavega.
[51] Archivo
Municipal Polanco, sesión del 11 de julio de 1870.
[52] Archivo
Municipal Polanco, sesión del 17 de julio de 1870.
[53] Archivo
Municipal Polanco, sesión del 31 de junio de 1870.
[54] Archivo
Municipal Polanco, sesión del 14 de agosto de 1870.
[55] Archivo
Municipal Polanco, sesión del 28 de agosto de 1870.
[56] Archivo
Municipal Polanco, sesión del 11 de septiembre de 1870.
[58] Archivo
Municipal Polanco, sesión del 27 de noviembre de 1870.
[59] Archivo
Municipal Polanco, sesión del 4 de diciembre de 1870.
[60] Archivo
Municipal Polanco, sesión del 18 de diciembre de 1870.
[61] Archivo
Municipal Polanco, sesión del 25 de diciembre de 1870.
[62] Archivo
Municipal Polanco. Libro de Actas del Ayuntamiento de Polanco (1863-1873).
[63] Archivo
Municipal Polanco., actas municipales, sesión del 15 de enero de 1871.
[65] Archivo
Municipal Polanco, actas municipales, sesión del 29 de enero de 1871.
[66] Archivo
Municipal Polanco, actas municipales, sesión del 2 de febrero de 1871.
[67] Archivo Municipal Polanco, actas
municipales, sesión del 5 de marzo de 1871.
[68] Archivo
Municipal Polanco, actas municipales, sesiones del 12 y 19 de marzo de 1871.
[69] Archivo
Municipal Polanco, actas municipales, sesión del 26 de marzo de 1871.
[70] Archivo
Municipal Polanco. Actas municipales, sesión del 9 de abril de 1871.
[75] Archivo
Municipal Polanco. Actas municipales, sesión del 13 de agosto de 1871.
[76] Archivo
Municipal Polanco. Actas municipales, sesión del 6 de agosto de 1871.
[77] Archivo
Municipal Polanco. Actas municipales, sesión del 1 octubre de 1871.
[78] Archivo
Municipal Polanco. Actas municipales, sesión del 4 de noviembre de 1871.
[79] Archivo
Municipal Polanco. Actas municipales, sesión del 19 de noviembre de 1871.
[81] Archivo
Municipal Polanco. Actas municipales, sesión del 24 de diciembre de 1871.
[82] Para entender esta anécdota conviene recordar el marco histórico de esos años: En septiembre de 1868 se produce la “Revolución Gloriosa”, que expulsa de España a la reina Isabel II e inaugura el llamado Sexenio Democrático o Sexenio Revolucionario, que se extiende hasta diciembre de 1874,cuando se restaura la monarquía borbónica a favor de Alfonso XII, hijo de Isabel II. José Calderón fue elegido alcalde en diciembre de 1968, al comienzo de ese sexenio, cuando en España había un gobierno provisional presidido por los generales Serrano, Prim y Topete. Ese gobierno provisional da paso en enero de 1871 al reinado de Amadeo I de Saboya, que durará solamente hasta febrero de1873. Es precisamente bajo este reinado cuando se produce esa renuncia del concejal Robustiano Arce porque, presumiblemente, pertenecería a los partidarios de que se implantase una República y no una Monarquía.
[83] Archivo
Municipal Polanco. Actas municipales, sesión del 1 de febrero de 1872.
[84] Recibió el Sacramento de la Extremaunción y se le aplicó la indulgencia plenaria pro articulo mortis. Libro Difuntos Cortiguera (1861-1927), folio 82 vto.
[85] Archivo
Histórico Provincial de Cantabria. Protocolos Notariales, P.N. 7181, folios 233
al 242.
[86] 48
pesetas para esquelas.
[87] Con un
coste de 96 pesetas.
[88] Protocolos Notariales. Archivo Histórico Provincial de Cantabria. Partición de Bienes. Legajo 5988,folio 1709 vto. y 1710.
[89] Libro
Difuntos Cortiguera (1861-1927), folio 98 vto.
[90] 55
pesetas en regalos.
[91] Cada
misa costaba 2 pesetas.










