Los primeros pobladores de este lugar vivían en la falda del venerado monte Dobra cuando las aguas lo inundaban todo. Al retirarse a sus cauces, nace una fértil vega que da origen a nuevos asentamientos. Así nace una pequeña aldea que se configura, más tarde, alrededor del castillo/palacio de los señores de la Vega. El castillo, la iglesia y la plaza conformaban el todo y la nada. Era lo que había. Pero años antes aquella iglesia era solo una pequeña “capilla oratorio que está incluida dentro de las murallas y palacios, su jardín con naranjos, limoneros y perales, y los fosos y contrafosos que circundan y rodean. El palacio tiene dos torres almenadas y que hay otra torre, donde están las campanas y una tribuna que da al palacio, para oír misa y la sala de audiencia con las armas de la casa y un Santo Cristo, todo dentro de las murallas”. Poco tiempo después la capilla sufrió una transformación añadiéndose dos naves más, la central y la de la epístola. La desaparición de las murallas y los fosos dio origen a la Plazuela del Grano. A esta iglesia de Santa María se la llamó en el siglo XX la de la Consolación y la vieja. Debió construirse en el siglo XIV según el codicilo de Gonzalo Ruiz de la Vega. En aquellos tiempos la iglesia parroquial estaba situada en el lugar de Pando, Sierrapando, y pertenecía al Monasterio de Oña.
La iglesia de Santa María de la Vega estaba situada en la llamada, por entonces, Plazuela de los Granos. En la foto a su derecha se puede observar los restos de una de las torres que formaba parte del castillo de los señores de la Vega. El castillo, la iglesia y la plaza constituían y dibujaban el lugar de La Vega.