lunes, 13 de noviembre de 2017

Confiteros y Pasteleros de Torrelavega. Eusebio Ballesteros (1843-1898). Parte II


 Eusebio Ballesteros (1843-1898)

La biografía de Eusebio Ballesteros, de quien podemos decir que se hizo a sí mismo, se inicia[1] dramáticamente, en la Villa y Corte de Madrid, el día 5 de mayo de 1843, en que, apenas nacido, fue entregado a la Inclusa. Dos días después de su alumbramiento fallecía su madre. Sobre el torno de la Inclusa,  junto al serón en que el bebé reposaba, se encontró un papel escrito a mano en el que se podía leer:
Este niño va sin bautizar nació hoy día de la fecha a las siete de la mañana, se le pondrá por nombre Eusebio Ballestero[2]. Madrid y Mayo 5 de 1843.

Fondo de la Inclusa de Madrid y colegio de la Paz

Era bastante frecuente que al recién nacido le acompañara, como en este caso, una nota escrita donde se especificaba si estaba o no bautizado y a veces también su filiación. En el caso de Eusebio aparece su nombre y un único apellido pero ¿era él de la madre o quizás el del padre? Nunca lo podremos saber. Muchas veces esto era todo lo que se sabía. El recién nacido fue recogido por la Hermana de la Caridad que estaba en el torno puesto que eran ellas las que desde 1800 se encargaban de las labores de la enfermería, del torno, de las cuentas diarias de gastos y del ropero de esta institución.
Cuando el niño atravesaba el torno se registraba en un libro donde se hacían constar cuantos datos se sabían: fecha de entrada, edad aproximada según la opinión de la persona que lo recibía, todos los datos que aparecieran en cualquier nota escrita, y una descripción de las ropas que llevaba. De todo ello se llevaba un meticuloso registro por escrito y gracias a ello hoy podemos reconstruir algunos hechos de esta inédita historia.


Grabado de la Inclusa de Madrid

El mencionado libro, de grandes dimensiones, se llamaba[3] de Entradas y Salidas de la Inclusa de Madrid. En la parte correspondiente a los meses de abril, mayo y junio de 1843, aparece, en el índice del mes de mayo y en la letra E, Eusebio Ballesteros,[4] asignándole la página 529, en la que podemos leer:
El 5 de mayo de 1843 se recibió en esta Inclusa un niño que a las siete y media de la mañana espusieron en el torno con un papel que decía haber nacido media hora antes, no tener agua, y deberse llamar con el nombre y apellido de arriba. Se bautizó en casa en el propio día por D. Cándido Antonio Herra Vice Rector de la misma.
Queda bien a las claras que el niño Eusebio Ballesteros fue depositado a la media hora de nacer en el torno de la Inclusa de Madrid, sin “agua”, es decir sin bautizar y que este sacramento católico se llevó a cabo inmediatamente “en casa”, es decir en la propia  Inclusa. Como ya hemos dicho, a los dos días, es decir el 7 de mayo de 1843, fallece su madre. Desde el momento en que el recién nacido fue abandonado, se hicieron cargo de su lactancia las nodrizas de la misma Inclusa.

Registro de Entradas y Salidas de la Inclusa


A partir del siglo XVIII comienza a promoverse la idea de que los niños expósitos fueran acogidos en un ámbito rural por familias a las que se compensaría económicamente por desarrollar ese trabajo. De esta manera se paliaban dos problemas: por un lado, se reducía en todo lo posible la estancia de los niños en las insalubres y poco higiénicas instalaciones de la Inclusa y, por otro lado, era una manera de ayudar económicamente a familias rurales que estaban muy necesitadas. A las nodrizas que se hacían cargo de los niños se les retribuía con una parte en dinero, como veremos más adelante, y otra en especie, sobre todo en forma de alimentos, como legumbres y carne[5]. “Era mucho más saludable contar con amas de cría que estuviesen en los pueblos, vigiladas por los párrocos”. En las Inclusas quedarían solamente una especie de “nodrizas de guardia” para amamantar a los nuevos expósitos, hasta que se les encontrase una nodriza externa. Así nacían  las casas de acogida.



               Letra E del libro de Registro de Entradas y Salidas               


Las nodrizas externas debían cumplir una serie de requisitos: buena salud, “honestas costumbres”, y, a poder ser, “algo de que subsistir ellas y sus familias”, para que, después de la lactancia -esto en nuestro caso es muy importante- pudieran  "quedarse con los expósitos mediante algún moderado estipendio”.


Asiento del niño Eusebio Ballesteros


Estas nodrizas externas[6] no podían ser solteras, solo eran admitidas las casadas o viudas. Además, no podían estar amamantando a ningún otro niño y debían ser de Madrid o de Guadalajara. Eran el párroco y el facultativo sanitario del pueblo quienes debían presentar certificación para acreditar “su honradez y buenas circunstancias”, junto con el nombre, apellido y oficio del esposo, advirtiendo si había muerto el hijo propio que lactaba o de qué edad era si vivía. Este documento debía ir acompañado de un dictamen sobre las cualidades de la leche, firmado por el médico-cirujano del lugar. Si no lo cumplían, no se le entregaba ninguna criatura. Esto era lo legislado hace más de ciento cincuenta años. Y así se hizo en el caso que nos ocupa.
A muchos kilómetros de distancia,  en  Prádena de Atienza, un pequeño y poco accesible pueblo de la provincia de Guadalajara, vivía el matrimonio formado por Gervasio Cerrada y María Ana[7] Alonso, esta última “con leche de veintiséis días”,  porque había fallecido su hijo. Por lo tanto, era una buena candidata para convertirse en “nodriza externa y rural”. Era lo que se buscaba. El párroco Miguel Sanz y Sanz, lo comunica a la Inclusa de Madrid, a los diez días de haber nacido Eusebio, extendiendo el siguiente certificado:
Certifico Yo el infaescrito cura propio de Prádena de Atienza que mi feligresa María Ana Alonso, esposa de Gervasio Cerrada es persona de buena vida y arreglada conducta y se haya en disposición de poder lactar una criatura de la Inclusa de Madrid por haber fallecido la suya propia el día 7 de este mes, su leche es de veintiséis días de poco más o menos y está aprobada por el facultativo y para que conste lo firmo en Prádena y mayo quince de mil ochocientos cuarenta y tres[8].

Certificado del Párroco. Archivo Inclusa de Madrid

A los quince días de su nacimiento, Eusebio Ballesteros fue recogido en la Inclusa por la que iba a ser su nodriza, María Ana Alonso, constando el hecho en el archivo correspondiente: “sale de viaje el 20 de Mayo de 1843 con destino a Prádena de Atienza”. La Inclusa de Madrid abonaba a las amas de cría externas una asignación mensual, hasta el destete, que ascendía a 60 reales de vellón, así como el importe del viaje desde su lugar de origen, que en este caso sumó 50 reales más.


Registro de Entradas y Salidas de la Inclusa de Madrid.


En el registro de Entradas y Salidas de la Inclusa de Madrid encontramos el momento de la salida de Eusebio camino de Prádena de Atienza con su ama de cría,  llegada a Madrid para llevarse al bebé, que, solo 15 días después de venir al mundo, inicia un viaje de más de 150 km. Dice así el apunte:
En 20 de mayo de 1843 salió con María Ana Alonso mujer de Gervasio Cerrada vecinos de Pradena. Pradena. MªAna Alonso.
He podido comprobar que otros niños, en las mismas condiciones que Eusebio, llegaron desde la Inclusa de Madrid a varios pueblos de la provincia de Guadalajara, como Hiendelaencina, Cogolludo e Hita[9]. Eran fácilmente reconocibles, porque cuando eran trasladados desde la institución a la casa del ama externa, además de anotarse su salida en la parte correspondiente del libro, se les entregaba el medallón de plomo[10] en el que figuraba su número de identificación personal, medallón que se les había colocado al cuello cuando ingresaron en la Inclusa. A Eusebio le correspondió el 112.529, como podemos ver en el documento de la izquierda


Numeración correspondiente a Eusebio Ballesteros


¿Cómo era el pueblo donde iba a vivir Eusebio? En el siglo XVIII y comienzos del XIX,  el Concejo de Prádena de Atienza pertenecía a la jurisdicción de la villa de Atienza.  Según el Catastro de Ensenada, era un concejo muy humilde. En él existían solamente 44 casas y 37 vecinos y no disponía de taberna ni de carnicería. Cuatro vecinos pastoreaban un total de 1.235 ovejas y dos lo hacían con 1.242 cabras. Además, cuidaban un total de 161 cerdos de los que se aprovechaba todo. El único cereal cultivado era el centeno, y ayudaban en las labores de labranza 72 reses, 2 mulas y 26 asnos. Eso era lo que había en Prádenas.
 Los niños permanecían en estos pueblos el tiempo que duraba la llamada “crianza”, que se extendía hasta los 7 años. A esa edad volvían a Madrid al Real Colegio de los Desamparados, si eran niños y al Colegio de Nuestra Señora de la Paz, si eran niñas. Por lo general, la lactancia era de 18 meses, “si estaban fuertes y con una dentición adecuada"; de no ser así, se podía "prorrogar por el tiempo que el facultativo estimase oportuno”.

                                        Libro Dados a Criar. Inclusa de Madrid                                      
A los 18 meses comenzaba el destete, alternando durante unos años “la teta” con otro tipo de alimentación. Según consta en los libros, Eusebio dejó de mamar el día 1 de abril de 1848, a la edad de cinco años. Desde este momento y hasta los siete años, las nodrizas cobraban algo menos, unos 24 reales mensuales[11]. Cinco años después, el 10 de mayo de 1853, Eusebio “fue remitido al hospital de los Desamparados” de Madrid, que pertenecía a la Inclusa, donde a los acogidos se les enseñaba un oficio. Un año antes, los niños llegaban al Hospicio del Ave María y al de San Fernando. No obstante, no hemos encontrado a Eusebio en el libro de filiación de ninguno de estos dos centros, que abarca desde 1817 a 1863, por lo que es muy probable, como es opinión también de los funcionarios de la Inclusa, que su ama de cría y su marido decidieran adoptar a Eusebio. "De esta manera Eusebio permaneció todo el tiempo en Prádena de Atienza”[12], no se trasladó a Madrid.
Lo que ocurría normalmente era que los niños varones, una vez terminada la crianza coincidiendo con la edad de los 7 años, eran remitidos, como hemos dicho, al Hospital de los Desamparados, en la calle que hoy lleva ese nombre, donde compartían edificio con pobres y enfermos adultos de ambos sexos allí recogidos. En otros casos, el lugar de destino era el Hospicio, un magnífico edificio en la calle Fuencarral, adornado años después de su construcción con una maravillosa portada de Pedro de Ribera.
En el Hospicio estaban recluidos jóvenes de muy distinta procedencia y, sobre todo, muchos condenados por la comisión de algún delito que, por su corta edad, no podían ser encerrados en las cárceles. En ambos centros, Hospicio y Desamparados, se enseñaban oficios manuales hasta los catorce años y luego la propia Institución buscaba acomodo laboral para esos adolescentes que, de esa manera, salían de allí con el porvenir más o menos resuelto. Este panorama inclinaba a muchas nodrizas  a tomar en consideración la posibilidad de una adopción legal.
Durante mucho tiempo, las únicas adopciones que constaron en los archivos fueron las solicitadas por algunas de las amas de cría externas que se habían ocupado de cuidar al niño a lo largo de sus primeros años de vida hasta el destete y/o la crianza. Los administradores de la Inclusa solían conceder las adopciones en los casos en que quedaba probado que la mujer y su familia se habían encariñado con la criatura y serían capaces de ofrecerle un porvenir beneficioso. Todas estas incidencias eran anotadas en el libro Dados a Criar.

Registro de Amas en la Inclusa de Madrid


Como hemos señalado, es muy probable que, una vez acabada la crianza de Eusebio Ballesteros, con 7 u 8 años fuera adoptado por su nodriza María Ana Alonso y el marido de esta, Gervasio Cerrada[13]. Este hecho era bastante frecuente, porque durante los años de crianza se creaba un vínculo de cariño muy importante entre el niño y su nodriza. A raíz de su adopción, Eusebio pasará a llamarse Eusebio Ballesteros Cerrada, incorporando como segundo apellido, que no tenía, el de su padre adoptivo.
Vivió el niño Eusebio con este matrimonio, que era propietario de “un majado en el Calbario”[14], en el número 33 de la calle Real[15] de Prádena. En esta casa, situada en la calle principal,  tuvieron  Gervasio y María Ana una niña, hija biológica, a la que pusieron por nombre Escolástica. Desde este momento Eusebio ya no estaba solo, jugó y correteo por los campos de Prádena y la Sierra Alto Rey junto a Escolástica Cerrada Alonso. Con ella contraerá matrimonio y tendrá dos hijos: una niña a la que llamaron María, que morirá "soltera y sin descendencia”[16] y un niño al que pusieron el nombre de Juan y que murió párvulo[17].



Prádena de Atienza y Sierra Alto Rey
                                      
                               

             Escolástica murió[18] joven, en Madrid, el día 21 de noviembre de 1872, dejando a su marido Eusebio con veintinueve años y a sus dos hijos, María y Juan, con  muy corta edad. Sus restos reposan en el camposanto de la Puerta de Toledo[19] en Madrid. He de constatar que en el año siguiente al fallecimiento de su mujer, los Libros Sacramentales de la parroquia de Atienza nombran a Eusebio Ballesteros Cerrada “como vecino de Atienza, de treinta años y de oficio comerciante”[20], que vivía en la Plazuela número 37. Creemos no equivocarnos al considerar muy probable que, durante esta época, conveniencias de su actividad como comerciante obligasen a Eusebio a vivir entre Atienza y Madrid, dado que Rosendo Toledano, padre de Mauricia -segunda esposa de Eusebio-,  en su testamento[21] de 1876 nos señala que “su hija Mauricia vive en Madrid”, ya casada con Eusebio, como veremos más adelante, desde 1873.
Seis meses después del fallecimiento de Escolástica, viudo y con 30 años, Eusebio contrae segundas nupcias, como ya hemos adelantado, con Mauricia Toledano Galindo, de 16 años de edad. La boda se celebra en la iglesia parroquial de San Bartolomé[22], de la villa de Atienza,  el día 7 de mayo de 1873. Doce meses y unos días después vino al mundo su primer hijo, el tercero de Eusebio, al que pusieron el nombre de Gregorio[23]. El día 15 de junio de 1874, se celebró el matrimonio civil[24] en el Juzgado de la villa de Atienza entre Eusebio y Mauricia, con el fin de legalizar a este hijo, por ser su madre menor de edad. En el Registro Civil de Atienza, los contrayentes manifestaron al Juez que tenían un hijo llamado Gregorio y que querían en este acto legitimarlo. El Juez Municipal interrogó a Eusebio Ballesteros y a su esposa, y firmó el acta siguiente:[25]
       En la villa de Atienza a las 11 de la mañana del día 15 de junio de 1874, ante D. Francisco de la Iglesia, Juez Municipal y D. Ramón Carazo López, secretario, comparecieron:
       Eusebio Ballesteros natural de la Villa y Corte de Madrid, mayor de edad, casado canónicamente y viudo de Escolástica Cerrada Alonso, habiéndose inscrito su defunción en 21 de noviembre de 1872 en la Parroquia de San Millán de Madrid; comerciante, domiciliado en esta Villa Plazuela número 37, de edad de 31 años, habiéndose inscrito su nacimiento en el Registro de la Parroquia de San Lorenzo de Madrid el día 5 de mayo de 1843; expósito perteneciente a la inclusa de Madrid.
       Y Mauricia Toledano Galindo, natural de Jadraque, partido de Sigüenza provincia de Guadalajara; habiéndose inscrito su nacimiento en el Registro Parroquial el día 25 de septiembre de 1857, de 16 años de edad, soltera, domiciliada en esta Villa en casa de su contrayente, dedicada a las ocupaciones propias de su sexo; hija legítima de Rosendo Toledano natural de Ledanca, término municipal del mismo partido de Brihuega en esta provincia, domiciliado en esta Villa, oficio posadero; y de María Galindo natural de dicho Ledanca y domiciliada en el de su marido; nieta por línea paterna de Luis Toledano y Polonia Lucas, naturales del referido pueblo de Ledanca, ya difuntos, y por línea materna de Justo Galindo y Francisca Castillo, naturales del citado Ledanca, difuntos.
       El Sr. Juez Municipal manifestó que la comparecencia de los esposados Eusebio Ballesteros y Mauricia Toledano Galindo, tenía por objeto la celebración del matrimonio de los mismos, para el cual se han publicado los correspondientes edictos y se ha formado el oportuno expediente y todas las diligencias que la ley exige, y resultado no haberse presentado ninguna denuncia de impedimento legal, acordó proceder a la celebración del referido matrimonio.
       Al efecto, el Secretario leyó los artículos primero, segundo, cuarto y quinto de la Ley Provisional de Matrimonio Civil.
       Los contrayentes manifestaron que tienen un hijo natural llamado Gregorio y quieren legitimarlo por este matrimonio.
       Acto continuo, el Sr. Juez Municipal interrogó a Eusebio Ballesteros: Queréis por esposa a Mauricia Toledano Galindo, y el interrogado contestó en alta, clara e inteligible voz: Si quiero. Seguidamente preguntó a Mauricia Toledano Galindo: Queréis por esposo a Eusebio Ballesteros, y la interrogada de igual manera contestó: Si quiero.
       Los contrayentes manifestaron que habían celebrado matrimonio religioso el día 7 de mayo del año pasado en esta villa y parroquia de S. Bartolomé.
       Todo lo cual se verificó y declaró ante los testigos mayores de edad designados por los contrayentes Francisco (ilegible), natural de Burgo de Osma término municipal del mismo, partido de ídem provincia de Soria, mayor de edad, casado y abarquero, vecino de esta Villa, y Narciso (ilegible) de la misma vecindad, natural de Atienza, mayor de edad, casado y tejedor.

Las desgracias no suelen venir solas. Su tercer hijo, primer del segundo matrimonio, Gregorio Ballesteros Toledano, muere siendo párvulo a los 4 meses de edad, el día 12 de septiembre de 1874. Sus restos reposan en el cementerio de Santa María del Rey en Atienza[26].
La madre del niño Mauricia Toledano Galindo había nacido[27] en Jadraque, partido de Sigüenza perteneciente a la provincia de Guadalajara, el día 25 de septiembre de 1857. Hasta su matrimonio civil “estaba domiciliada en esta villa de Atienza en casa de su contrayente, dedicada a las ocupaciones propias de su sexo”. Era hija de Rosendo Toledano Lucas “posadero” y de María Galindo Castillo que tenían su domicilio en Atienza. Los dos habían nacido en Ledanca, perteneciente al partido de Brihuega en la provincia de Guadalajara. De allí también eran sus cuatro abuelos, los paternos Luis Toledano y Polonia Lucas y los maternos Justo Galindo y Francisca Castillo.
Rosendo Toledano y Lucas, padre de Mauricia y suegro de Eusebio Ballesteros Cerrada, fue arrendatario de la Posada de Cordón. La regentó durante varios años, desde 1863. Estuvo dado de alta en el Padrón de Atienza desde 1865 hasta 1879, poco antes de su fallecimiento.
A su muerte  pasa a regentarla un pariente suyo Bernardino Toledano Domingo y su socio Francisco Núñez Jiménez hasta que en 1894 sale a subasta pública por un montante de 4.000 pesetas. A este hecho se llegó por las deudas contraías por estas dos personas con un vecino de Almazán, José Hernández Herreros. En la actualidad la casa donde estaba instalada la Posada de Cordón es el Centro de Interpretación Etnográfica de la Diputación de Guadalajara.

Posada del Cordón de Atienza en el siglo XIX

Atienza contaba desde el siglo XVII, y hasta el siglo XIX, con una venta y tres mesones que hacían las veces de posadas: la venta de Riofrío y los mesones-posada de Portacaballos, San Gil y del Cordón[28]. Esta última era propiedad de una familia hidalga de Atienza, los Fuenmayor,  que por entonces residían en Ágreda. Esta familia ostentó diversos cargos en el Concejo. La Posada del Cordón en 1827 era propiedad de José María Fuenmayor, capitán de Caballería del Segundo de Ligeros, por herencia de su difunto padre, Vicente Ildefonso Fuenmayor[29]. Su madre, Magdalena Dávila Ponce de León, era la encargada del arriendo de la Posada, que por esos años ascendía a 1.200 reales de vellón[30]. El capitán era un destacado carlista que se alzó contra la reina Isabel II, hasta que fue hecho prisionero y muerto por garrote vil[31].
Rosendo Toledano falleció a los 63 años de edad en su domicilio de la Posada del Cordón el día 31 de octubre de 1877, a consecuencia de una enteritis crónica.  Fue enterrado el día de difuntos, 1 de noviembre de 1877, en el cementerio de Atienza, [32] “fallecido el día anterior en su domicilio, en el número 25 de la Plazuela”[33]. Fue su yerno Francisco Núñez Giménez,[34] que vivía con ellos, el que comunicó el óbito.
Un año antes, el día 16 de abril de 1876, había otorgado, en esta villa de Atienza, ante el notario Fernando Rodríguez y Fernández,  el ya mencionado testamento; en el mismo hizo constar que estaba casado con María Galindo Castillo, también natural de Ledanca, con la que había tenido 10 hijos: Francisco, Plácida, Paula, Mariano, María, Francisca, Juan, Andrés, todos ellos difuntos, y Bernardina y Mauricia, que todavía vivían.
El mismo año del fallecimiento de Rosendo, Eusebio y Mauricia se trasladan a  Santander, donde nacerá su cuarta hija, que llevará el nombre de su abuelo: Rosenda Ballesteros Toledano.  Eusebio dejaba atrás la tierra de su niñez y juventud, de sus padres adoptivos y de su primera familia.


Firma autógrafa de Eusebio Ballesteros.
                                                 Colección Tomás Bustamante




EUSEBIO BALLESTEROS EN TORRELAVEGA

Transcurrieron en Torrelavega los 18 años finales de Eusebio Ballesteros Cerrada, años en los que vivió nuevos sucesos familiares tristes, pero asimismo años ricos en proyectos y en logros, como vamos a comprobar.
Habían sido los comienzos de Eusebio acudir a las ferias de los pueblos de la entonces provincia de Santander,  para comerciar  con la miel, el vino y el aceite que traía de Guadalajara. Cuando pasó a residir en Torrelavega, instaló su propio establecimiento de comestibles en la calle de Pomar, en el que ejercía una actividad que ya había desempeñado en una tienda similar en la calle Mayor de Atienza. Cuatro años más tarde, anunciaba en semanarios y guías su "venta de caracoles desde la calle Pomar", negocio que le dará fama y dinero, hasta el punto de ser conocido con el apodo de "el caracolero", apodo[35] que se extendió a su familia. Eusebio hacía envíos de caracoles en sacos de rafia por tren a Madrid, donde estos moluscos de concha en espiral tenían buena aceptación. Además, en el periódico ilustrado El Escajo, que aparecía los jueves, publicitaba su venta de miel a 35 reales la arroba y a real y medio las 4 libras. Y de la miel como postre, pasó a los postres de dulces.

El Escajo. Archivo Municipal Torrelavega.


En el número 1 de la calle de la Estrella, hoy de Martínez y Ramón, se ubicó el primer establecimiento que, a pesar de no ser confitero, nuestro biografiado regentó con el nombre de "Confitería de Eusebio Ballesteros".  Tras su muerte, pasará a llamarse "Confitería Vda. de Eusebio Ballesteros" y, en 1910, "La Dulce Alianza". Con este último nombre, que se mantendrá hasta el cierre del negocio, será trasladado al número 2 de la Plazuela del Sol. Mauricia Toledano se hará cargo del comercio hasta 1928, seis años antes de su fallecimiento, y su hijo Ramón lo heredará y gestionará después, aunque, como su padre, tampoco fue confitero[36] de oficio.
 Ya en torno a 1920, Ramón Ballesteros[37] había abierto su pastelería y confitería en los barracones que existían entre la calle de José María de Pereda y la Avenida del Cantábrico, lugar en que estaban instalados también, entre otros, la "Fontanería Carranceja" y el "Taller de reparación de calzados Saturnino Manúz", y en el que, en 1935, se construirá la segunda sede del Banco de Torrelavega[38]. El primer confitero de oficio en la familia Ballesteros será hijo de Ramón y llevará el nombre de pila de su abuelo.
Entre las propiedades y los negocios del matrimonio Ballesteros también se incluyeron algunas adquisiciones relacionadas con la promoción de la playa de Suances como lugar de veraneo, así como el edificio que Mauricia, ya viuda, construyó en 1904, en un solar[39] de la calle de Argumosa, colindante con el que albergaba el establecimiento de ultramarinos "El Edén", de Manuel Trujeda Cayuso[40] (1882-1933).
En efecto, Eusebio estuvo entre los precursores que confiaron desde un principio en las posibilidades que tenía la playa de la villa marinera de Suances y explotó su fina arena y los baños "de ola" en el agua de mar. Instaló allí, además de una nueva tienda-confitería -que, tras su fallecimiento, gestionarían sus hijas-, unas casas de alquiler “capaces para seis familias”. Puede comprobarse el entusiasmo de Eusebio por el lugar, en el texto de estas cuartillas que hizo públicas en 1893:
En la villa de Suances, provincia de Santander, la mejor playa de España. A los que la desconozcan tengo el gusto de suministrarles los datos siguientes:
Tiene dicha playa, 762 metros de longitud por 140 de ancho, no hay en ella una sola piedra, siendo sus arenas de las más finas. Hay también casetas para el baño, bañeros, baños calientes, dos fondas de primera clase, algunas de segunda, y varias casas de alquiler, encontrándose entre estas últimas, seis con muebles, ropas, batería de cocina, etc., todo nuevo, de reciente construcción todas ellas, propiedad del que suscribe, capaces para seis familias. En una de las fondas de primera titulada El Paraíso distante pocos pasos de mis casas hay capilla para oír misa.


Publicidad de la playa de SuancesColección Jaime Asensio


El viaje se hace en coche desde la estación del ferrocarril del Norte de Torrelavega á Requejada en donde hay una lancha de vapor que en 30 minutos recorre la pintoresca y tranquilísima ría, llegando a la misma playa. Para los alquileres y más detalles, a su dueño en Torrelavega. Eusebio Ballesteros.

Posteriormente, además del traslado en el “vaporcito” que navegaba por la ría y que partía del puerto de Requejada, se podía hacer el trayecto por tierra utilizando unos coches que funcionaban durante los meses  de julio, agosto y septiembre.
El barón de Peramola[41], César Campuzano[42], Jacobo Díaz[43], Pilar Corral, Rafael Meana y José Ortiz[44], todos ellos comerciantes de Torrelavega, poseían hotelitos en Suances donde pasaban los veranos. Varios madrileños veraneaban en esta villa en el primer decenio del siglo XX: Luis Sanz; Ramón Celaya, padre del oculista del mismo nombre y diputado provincial; Ramón Arízcun; Jenaro Perogordo; Luis Ferreros y Gregorio del Alamo[45].
Además de la familia Ballesteros, ofrecían alojamiento en Suances la viuda de Cacho, José Ruiz Abascal, Joaquín Herreros, Manuel Herrera, la viuda de Salazar, Mercedes Tánago, la viuda de San Pedro y Ricardo Ruiz, todos ellos vecinos de Torrelavega. También ofrecían hospedaje vecinos del propio Suances: la viuda de Ángel Ruiz, Pedro Felices, Ramón Arízcun y, por último, José Malgor, de Madrid.
Cinco años después, a los 56 de edad, el día 8 de marzo de 1898, Eusebio Ballesteros Cerrada falleció[46] en su casa de Torrelavega. Al día siguiente, Joaquín González Herrera, cura coadjutor de la parroquia de Nuestra Señora de la Consolación, le dio sepultura en el cementerio de Geloria, en la Llama de Torrelavega. Seis días antes de su  fallecimiento, el día 2 de marzo, ante el notario de esta misma ciudad Vicente Blanco y Ruiz,[47] Eusebio había redactado testamento[48] por el que su esposa heredaba “el tercio de bienes llamado de libre disposición” y sus hijos, a partes iguales, el “remanente de sus bienes, derechos y acciones”. En aquel momento, solo vivían cuatro de sus diez hijos: Rosenda, de 20 años; Ramón, de 17 años; Tomasa, de 9 y Josefa, de 6. En este documento notarial solicitaba Eusebio ser enterrado en el camposanto de Torrelavega y nombraba albaceas a su viuda, a su yerno Nazario Asensio y a su amigo y vecino Tomás Elvira Alonso.
Mauricia Toledano fallecerá[49] en su domicilio de Torrelavega treinta y seis años después, el 23 de febrero de 1934, con 77 años de edad. Fue enterrada al día siguiente, también en el cementerio de Geloria de la Llama, donde ya reposaban otros miembros de la familia. Hizo testamento.

Mauricia Toledano Galindo. Colección familia Ballesteros

             



[1] Inscrito su nacimiento en el Registro de Bautismos de la Parroquia de San Lorenzo de Madrid.
[2] En esta nota aparece el apellido como Ballestero. En todos los demás documentos de la Inclusa lo denominan como Ballesteros, en plural.
[3] Registro de entradas y salidas en establecimiento benéfico-asistenciales. Archivo Regional de la Comunidad de Madrid, fondo de la Inclusa y colegio de la Paz.
[4] Aquí ya no aparece como Ballestero, sino en plural Ballesteros.
[5] De Arana Amurrio, J. Ignacio; Historia de la Inclusa de Madrid.
[6] Reglas de 1836.
[7] En algunos otros documentos aparece como Mariana.
[8] Registro auxiliar de expedientes de acogidos. Archivo Regional de la comunidad de Madrid, fondo de la Inclusa y colegio de la Paz, 31/759.

[9] Mucha influencia tuvo la condesa de la Vega del Pozo y duquesa de Sevillano, María Diega Desmaissières y Sevillano (1852-1916), que funda y construye posteriormente en Guadalajara la casa-asilo de San Diego.
[10] Una corrupción histórica es confundir estos grandes medallones de plomo con collares de plata y oro.

[11] Eduardo Montagut Contreras, Eduardo; Madrid en la primera mitad del siglo XIX.
[12] Conclusión a la que llega el Archivo de la Inclusa y Colegio de los Desamparados de Madrid a una pregunta nuestra.
[13] Aunque en el Archivo Regional de Madrid se conservan muchas adopciones o prohijamientos no hemos encontrado nada referente a Eusebio Ballesteros.
[14] En el Calbario número 3 que linda saliente La Calle y poniente Liego.
[15]  Linda al saliente con La Calle y al poniente con Calleja. Declaración de rústica y urbana de Mariana Alonso encontrada en el libro de Amillaramiento de Prádena de Atienza del año 1863. Archivo Histórico Provincial de Guadalajara.
[16] Declaración de su padre en el testamento.
[17] Ver testamento de Eusebio Ballesteros Alonso. Archivo histórico Provincial Cantabria.
[18] Inscrita su defunción en la Parroquia de San Millán y San Cayetano de Madrid.
[19] El cementerio de la Puerta de Toledo fue demolido en 1842 pasando los restos al cementerio de la Almudena.
[20] Ver Libro de Casados de Atienza, Parroquia de San Juan Buatista, folios 9 vto. y 10.
[21] Notario de Atienza  Fernando Rodríguez Fernández. Protocolo Notarial nº 22 de 16 de abril de 1876.
[22] Iglesia románica del siglo XIII en la actualidad alberga el Museo religioso de Atienza.
[23] Nace en Atienza el 25 de mayo de 1874. A los dos días le bautizan siendo sus padrinos, la hermana de su madre Bernardina Toledano Galindo y Francisco Javier Núñez Giménez, su marido. Tíos del niño que murió párvulo. Libro 7 Bautizados Atienza, folio 17, número 32.
[24] Actúan Francisco de la Iglesia como Juez Municipal y Ramón Carazo López como secretario.
[25] Registro Civil de Atienza, página 1, 2 y 3.
[26] Libro 5 Difuntos Atienza, folio 14 vto.
[27] Inscrito su nacimiento en el Registro Parroquial de Jadraque.
[28] Gismera Velasco, Tomás: Atienza de los Juglares, nº 48 de abril 2013, pág. 39 y 40.
[29] Había nacido en Atienza el 21 de enero de 1772.
[30] Según nos cuenta Juan Luis López Alonso, página 40.
[31] Detenido en septiembre de 1838 y ajusticiado el día 18 del mismo mes.
[32] Registro Civil de Atienza, tomo 9, páginas 150 vto., 151 y 152, sección 3ª.
[33]  La “Plazuela” es la actual Plaza de España, entonces “Plazuela de la Reina”, y anteriormente “Plazuela de los Arrabales”, por entonces también era conocida como “Plaza de los Árboles” y “Plaza de los Olmos”. Se encontraba toda ella llena de comercios.
[34] Natural de Burgo de Osma, provincia de Soria, estaba casado con Bernardina Toledano Galindo. Era alberquero de profesión. Estaba domiciliado en Atienza en el número 25 de la Plazuela, en la Posada del Cordón.
[35] En algunos libros erróneamente atribuyen este mote a los caracoles de mar que vendía pegados a unas cajitas que vendía en su tienda de Suances. Esta es otra corrupción histórica.
[36] El primer Ballesteros confitero será un hijo de Ramón, Eusebio.
[37] Izaguirre Cobo, José; 22 calles de Torrelavega, Ayuntamiento Torrelavega 1999, pág. 73,87 y 220.
[38][38] Bustamante Gómez, Tomás; El Banco de Torrelavega, 1920/1942. Artes Gráficas Quinzaños, 2009.
[39] Esta casa es la primera que nos encontramos cuando subimos desde la calle Consolación por la calle de Argumosa hacia el ya desaparecido Teatro Principal, inaugurado en 1902.
[40] 2 Para más información ver:  http://www.torrelavegantigua.com/2014/02/manuel-trugeda-cayuso-1882-1933_7.html
[41] Para más información ver:  http://www.torrelavegantigua.com/2013/09/florencio-ceruti-y-castaneda-baron-de.html
[42] Para más información ver:  http://www.torrelavegantigua.com/2014/02/cesar-fernandez-fernandez-1882-1949-con.html
[43] Para más información ver:  http://www.torrelavegantigua.com/2013/10/jacobo-diaz-iglesias-adinerado-banquero.html
[44] Para más información ver: http://www.torrelavegantigua.com/2013/04/jose-ortiz-ruiz-pasiego-por-los-cuatro.html
[45] Guia de Torrelavega 1916. Editada por la empresa de transportes Expreso Hispano-Americano.
[46] Libro Defunciones Torrelavega (1890-1898), folio 250 vto. y 251.
[47] Acudió el notario al domicilio de Eusebio Ballesteros y Cerrada que contaba 56 años de edad y era Confitero de profesión. A los seis días murió, el 8 de marzo de 1898.
[48] Notario Vicente Blanco Ruiz, A.H.P.C, Protocolos Notariales, legajo 7.149, nº 79.
[49] Libro Difuntos 15 Torrelavega (1930-1938), folio 128 vto.

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